Blogia

Nadir

Quinielas

Hay gente convencida de ser vasca, francesa o española, y que está dispuesta lógicamente a morir o a matar por ello. Algunos carecen de este privilegio, pero lo compensan creyéndose que son del Real Madrid o del Atlético, lo que les permite acuchillarse mutuamente y llamar hijo de puta al árbitro. Entre quienes no tienen patria ni club, hay muchos que por suerte para ellos han nacido con una potencia sexual insólita, lo que les autoriza a hacer las cosas por cojones. Estamos llenos de carencias, sin duda, pero nos sobran proveedores de sentido, al contrario que a las moscas o a las cucarachas, las pobres, que ignoran por qué hacen esto o lo otro.

Y es que todavía, entre quienes no creen en la patria ni en el fútbol ni en las gónadas, hay gente convencida de que Dios está más cerca del Opus Dei que de los jesuitas, o de los jesuitas más que de los dominicos. Total, que además de atribuir esta realidad calamitosa a una inteligencia superior, piensan que Dios se comporta como el socio de un club que hace su quiniela semanal y pone un uno a las religiones monoteístas, una equis a las politeístas y un dos a las extirpaciones de clítoris en campo contrario. De hecho, a un redentorista no se le pasaría por la cabeza hacerse escolapio, del mismo modo que un vasco no se me metería a andaluz ni atado, con lo difícil que es aprenderse un himno nuevo y una idiosincrasia. Además está demostrado científicamente que los que no pertenecen a tu grupo tienen el perímetro craneal más pequeño.

Todo esto significa que hay gente convencida de que la Tierra es plana, por lo que al llegar a sus bordes se precipita uno en el vacío. Matamos o circuncidamos para no caer en el abismo de decir good morning cuando todo el mundo sabe que se dice buenos días. Lo que hace falta es despertar de una puta vez.

Cementerios de elefantes

Al parecer están desapareciendo las abejas. El número de insectos perdidos se cuenta por millones, lo cual no deja de ser curioso en un mundo donde casi todo está controlado. Las abejas desaparecen pero nadie sabe dónde están, ni tampoco nadie entiende los posibles motivos de este suceso. El caso es que no hay abejas y mientras tanto, cientos de campos están a la espera de ser polinizados por estos enjambres inexistentes. He leído que algunos grupos de investigadores indican el estrés laboral como posible causa de su fuga. Al parecer las colmenas viajan en coches, de campo a campo, para ejercer su labor polinizadora y como si fueran músicos en su gira primaveral terminan agotadas y hartas de tantos kilómetros y conciertos de polen. Las abejas se estresan y abandonan la colmena en masa, dejando a las pobres flores con la entrada comprada y sin posibilidad de escuchar sus zumbidos favoritos. ¿Pero dónde va un enjambre cuando decide escapar de su trabajo? Las han buscado por todas partes. En otras ocasiones se han encontrado sus cuerpos peludos y muertos en los alrededores, pero esta vez no hay cadáveres a los que realizar autopsias. Las colmenas están vacías, las flores no pueden aparearse y los investigadores están perplejos. ¿Dónde se esconden los millones de abejas que han escapado de su trabajo? ¿Están en el paraíso de los insectos, una abejolandia repleta de flores y carente de estrés? Tarde o temprano alguien descubrirá su paradero, pero yo no puedo evitar recordar el cementerio de elefantes de las películas de Tarzán. Los elefantes heridos escapaban, para poder morir en ese sitio sagrado que los humanos desconocían. Era una leyenda bonita, que las imágenes de esas películas en blanco y negro dejaron grabadas en mi conciencia. Miles de esqueletos de elefantes reposaban en un cementerio sagrado que sólo Tarzán llegó a conocer y al que protegía de la codicia de los comerciantes de marfil. Los cuernos de elefantes son un objeto absurdo que tuvo una demanda increíble durante muchos años y por el cual se mataba a esos animales, más cercanos a la prehistoria que a la telefonía móvil. El caso es que el marfil no tiene nada que ver con la miel, pero yo me imagino un espacio sagrado donde reposan las abejas y que sólo un Tarzán de los insectos conseguirá descubrir en algún momento. Por desgracia la vida no es una película y las abejas son obreras importantes en el mundo tecnológico en el que vivimos. Los campos las necesitan si quieren que las cosechas prosperen y si ellas faltan, las flores nos alegrarán la vista pero no nos darán frutos. Si el estrés afecta ya a los insectos, los problemas medioambientales están empezando a ser objeto de estudio de los psicólogos. Los glaciares se derriten, las mieles desaparecen, las flores mueren vírgenes y mientras tanto nosotros seguimos pagando sangre por bolas de marfil absurdas que adornan nuestros salones. ¿Dónde están las abejas estresadas? ¿Dónde está Tarzán cuando hace falta? He puesto carteles por mi vecindario, "Se buscan millones de abejas perdidas" y espero que alguien me llame para decirme que todo está aclarado, que en realidad estaban de vacaciones y que el mundo sigue girando al ritmo de sus zumbidos. Hace años existía una película de terror en donde nubes de abejas asesinas atacaban a la población, matando y sembrando el pánico con sus aguijones envenenados. Ahora el cine de horror nos muestra al propio mundo contemplando el silencio de los enjambres perdidos y las colmenas vacías, mientras se pregunta si el futuro será algo parecido a un cementerio de elefantes.

Taladros

He vivido una década sin esta herramienta en casa, pero, al final, no he podido resistir la tentación de hacer agujeros en las paredes y ayer me lancé a la tienda para adquirir uno nuevo. Las razones que me llevaron a abandonar mi antiguo taladro fueron de índole práctica, es una máquina pesada y no parece la mejor compañera para un viaje en avión. Así, que la mía, junto con mi caja de herramientas y miles de otras cosas, se quedó aparcada en un trastero hasta que, años más tarde, fue adoptada por uno de mis amigos. Era un buen taladro, tenía variador de velocidad, percutor y la suficiente potencia como para hacer un agujero en un muro de hormigón armado. En realidad era como un amigo, porque habíamos compartido muchos momentos de sudor y felicidad juntos. Cuando me independicé, me propuse conseguir un buen juego de herramientas dedicado al bricolaje. Mi padre, no era el típico manitas y eso se notaba cuando mirabas sus herramientas. La mayor parte de las veces construía chapuzas y le encantaba escarbar en el fondo de la caja para encontrar una arandela o un tornillo que le sirviera para lo que estaba haciendo. Tenía buena voluntad, pero poca maña y herramientas, así que las reparaciones caseras tenían ese aire provisional y aficionado tan característico de muchos hogares. Por alguna razón, yo me propuse dar un salto de calidad y convertirme en un profesional del bricolaje. Tenía cierta destreza y gusto por esos temas, así que una de las primeras cosas que recuerdo, es la compra de herramientas de calidad y una caja para almacenar las diferentes brocas del taladro. Estaba orgulloso, con ellas fui capaz de instalar una gatera en una puerta de aluminio y de llenar mi casa de agujeros de todos los tamaños y colores. Almacené maderas, tornillos y tacos de todas las medidas, los clasifiqué en cajas de plástico y me preparé a conciencia para afrontar la vida y sus pequeñas averías. Pero de repente todo cambió. Me encontré viajando en avión, sin mucho equipaje y con un futuro por descubrir. Delante de mí se abría un espacio en blanco que decidí llenar sin herramientas pero con plumas de tinta china y cámaras fotográficas. Descubrí que los cuadros se pueden colgar con cuelgafáciles y que los muebles de Ikea se montan con una simple llave, así que decidí abandonar mi taladro y pasar una página de mi vida. Durante diez años he vivido casi sin herramientas. Al principio lo único que tenía era un martillo para poder colgar cuadros. Poco a poco he ido ampliando la variedad de mis útiles, un destornillador por aquí, unos alicates por allá, pero me resistía a comprar un taladro porque sentía que era como retroceder en mi propia existencia. En realidad, cuando necesitaba uno, lo pedía prestado y el préstamo, a veces, se prolongaba durante meses hasta que terminaba todos los agujeros pendientes. Pero el sentimiento de tener algo prestado es ligero y no pesaba en mi conciencia de la misma manera que el hecho de ser propietario. El caso es que el otro día no pude conseguirlo prestado y pensé que había llegado el momento de afrontar su compra. Tuve suerte, porque en esta década, los taladros, al igual que los ordenadores se han convertido en animales inalámbricos. Adquirir uno de estos aparatos, que funcionan con pilas, me hizo sentir que estaba avanzando en mi vida y no retrocediendo hacia mi propio pasado. Estoy contento, porque ahora tengo taladro y la sensación de caminar de nuevo hacia el paraíso de la chapuza casera. Tengo la conciencia taladrada, pero al menos soy feliz.

Esqueletos

La palabra suele ser un puñal sin funda. Y el esqueleto goza de un prestigio absurdo, como si no existieran en la naturaleza otras formas de articulación. Los insectos no tienen columna vertebral, pero son los únicos seres que sobrevivirían a un holocausto nuclear. En realidad, no hay nada más tosco que un conjunto de huesos. Cualquier fibra sintética de las inventadas en los últimos años es más flexible y vistosa que la material ósea. Los huesos hacen mucho ruido pero no dicen nada, no se expresan. Cuando los arqueólogos dan con un yacimiento de caderas, lo primer que hacen es imaginar cómo fueron las partes blandas que contuvieron en su día. Y es que las vísceras hablan por los codos. Hay más información en un hilo de sangre que en un juego completo de costillas. El problema de las partes blandas es que, pese a contener el significado, se pulverizan como pétalos al deshidratarse.

La ciencia abandonó hace casi dos siglos la idea de que los vertebrados son superiores a los invertebrados, pero en el lenguaje común el esqueleto continúa funcionando como un modelo de estructura interna. Hasta los filósofos hablan de vertebrar la realidad como si no hubiera otros modos de organización que el que gira alrededor de la columna. Y los políticos, que son los reyes del tópico, utilizan esta imagen no tanto porque impresiona a su público como porque continúa impresionándoles a ellos mismos. El PP dice que el PSOE quiere romper la columna vertebral del Estado sin esqueleto, lo que constituye una limitación intelectual atroz. Si el cerebro tuviera hueso, las ideas no echarían raíces en él.

Basta con atender al ejemplo que proporciona la naturaleza, para darse cuenta enseguida de que los invertebrados han cosechado más éxitos biológicos que los vertebrados a lo largo de la historia. Y no han hecho más que empezar. Personalmente, prefiero un Estado sin esqueleto a un Estado sin cerebro. Y tampoco me importaría que Zaplana apareciera menos rígido si dijera cosas más inteligentes. O que Aznar tuviese su medalla del Congreso y dijera algo inteligente o inteligible. Sugerimos a los políticos en campaña que cambien de metáforas zoológicas, a ver si de ese modo son capaces de renovar también su pensamiento. Gracias y que no gane el peor.

Tabiques

Es posible que la primera idea decisiva del hombre fuera ponerse en pie, pero el primer invento del hombre fué el tabique. Viene impuesto por la necesidad de separar el dentro del afuera, lo crudo de lo cocido, la muerte de la vida. Por la conveniencia de distinguir la dicha del dolor, la cordura de la enajenación, el calor del frío. Por el deber de discriminar al policía del delincuente, al verdugo del reo, al juez del legislador. Por el impulso de diferenciar al secretario del subsecretario, al pobre del rico, al mamífero del ovíparo, al vertebrado del invertebrado, al pez del ave. Por el miedo de confundir el día con la noche, la muerte con la vida, los laborables con los festivos, el territorio con el mapa, la gimnasia con la magnesia. También por el gusto de aislar la novela del ensayo, la poesía del teatro, la comedia del drama. Y así sucesivamente, para eso están los tabiques.

Pero no siempre funcionan. Hace poco, en EE UU, un tipo del siglo XXI, asesinó a cinco niñas del XIX. Su mujer declaró que era un padre "excepcional". De hecho, acababa de despedir a sus hijos con un beso en el autobús del cole. ¿Dónde estaban los tabiques que debían separar un siglo de otro? ¿Dónde los encargados de discriminar la locura de la razón? ¿Por qué esta confusa mezcla de besos y tiros? Y ahí está el caso de Francisco Anguas, el policía de Salvador Puig Antich, un hombre al que le gustaba Truffaut, pero que también se deleitaba torturando, dos cosas que deberían ser incompatibles. ¿Por qué no había un tabique capaz de impedir que un tipo con sensibilidad artística, amante del cine y la literatura, perteneciera también a la Brigada Política Social?

En FAES hay un individuo expresidente de éste torturado y crispado pais para el que la unión entre dos homosexuales es lo mismo que el ayuntamiento entre un hombre y un animal (no dijo, sin duda para no delatarse, en qué animal estaba pensando). En principio, cabría atribuir a este señor un grado de cultura ajustado a sus estudios, pero la ignorancia y la sabiduría, como la oligofrenia y el talento, se cruzan a veces dentro de la misma cabeza, sin que haya tabique capaz de separarlos. Subes a un roedor a un rascacielos y continúa viendo el mundo desde la perspectiva de una rata. Hemos inventado el tabique, sí, pero lo hemos inventado mal porque separa poco.

La pifia y la belleza

La prensa diaria tiene huecos para casi todo. Hace poco, uno de los arquitectos que había participado en la construcción de la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, escribía a un periódico quejándose de que en los días posteriores a su inauguración se hubieran resaltado los retrasos, las pérdidas de maletas, etc., en vez de la magnificencia arquitectónica de la obra, la mayor de Europa. Quizá llevara razón. Tal vez los desajustes que la prensa enumeró fueran pasajeros y no imputables al edificio en sí. Pero no nos faltan motivos para temernos lo peor. Somos demasiado aficionados a construir cosas que no funcionan. -De acuerdo, no funciona, pero no me negará su belleza.
-La belleza de un reloj consiste en dar la hora exacta. La de un barco, navegar, y así sucesivamente...
(Por Dios, qué temperamento más práctico)

Y es que aquí hemos construido auditorios hermosísimos sin condiciones acústicas, que es como fabricar un paraguas con agujeros. La lista española de disparates arquitectónicos llenaría siete guías telefónicas de Pekín, de manera que la gente está a la que salta. Y saltó, lógicamente, con la T-4, porque tiene nombre de virus. Hablando de arquitecturas fallidas, fíjense en la del cisne, que posee una elegancia insuperable. Sin embargo, ya tuvimos, en Grecia e Italia, varios casos de estas aves infectadas por el H5N1, que no es, pese al nombre, una obra pública, sino el microorganismo de la gripe aviar. Pues no será tan elegante ni estará tan bien hecho el cisne cuando puede morir como un pato, el arquetipo de la torpeza. O como una gaviota, que se alimenta de basura...
(Por Dios, qué metáfora tan acertada)

En cuanto a que La T-4 es la obra pública más grande de Europa, no nos conmueve porque estamos acostumbrados a lo grande. Aquí, siempre que se construye algo -sea un centro comercial o un puente- es lo más grande de Europa. Pobre Europa, cuánto tiene que envidiarnos. Quiere decirse que el recelo español, por injusto que sea, está justificado. Vean, si no: somos el único país del mundo que ha invertido miles de millones (perdón por la tristeza) en construir un tren de alta velocidad que va despacio. Otro día hablaremos de los ruidos. O de las pilas alcalinas.

Patria Parabellum

Aún no estoy seguro sobre si sería capaz de morir por mi patria, pero si se perfectamente que nunca asesinaría por ella. Cuando el forense observa el interior de un cráneo perforado por una parabellum, no ve sino una habitación en la que se ha ido la luz. Pero cuando el que se asoma a ese agujero practicado en la nuca de un patriota, lo que contempla es un caserío lleno de gente feliz, ataviada con trajes regionales, y jóvenes de mirada pura que entonan canciones en las que se exaltan las virtudes raciales de su pueblo. Después de esa visión, si uno no despeja el ojo de la calavera, aparecen, de frente y de perfil, vitoreados por los ancianos y los niños, los generales del ejército de salvación desfilando detrás de un animal ( a veces, una cabra).

Para edificar una patria no hace falta ningún talento específico. Hay generales que con un pelotón de fusilamiento y una fábrica de caspa funcionando las veinticuatro horas del día han construido dominios que están en los libros de texto y en las enciclopedias. Lo que se necesita es constancia, voluntad y, desde luego, mucha disciplina. Por eso, la patria, que en algún momento ha llegado a relacionarse con la épica, es, en realidad, un género de incompetentes. Se levanta sin inspiración, sin planos ni presupuestos, a base de colocar un cadáver sobre el anterior procurando no salirse de la línea. Por no presupuestar, no se presupuestan ni los muertos, que unas veces son mil y otras un millón, depende el espacio que quieras ocupar en los fascículos y del número de estatuas que pretendas.

Hay gente que se asoma a un cráneo perforado y no encuentra más que un cuarto frío, con la chimenea apagada. Los buenos patriotas, sin embargo, ven un anticipo de la gloria. La obsesión de acertar en la nuca tiene su porqué: es desde donde más perspectiva nacional ofrece el orificio. Para construir una patria, en fin, las ideas, en general, son un incordio, pero hace falta en cambio muchas lineas de fuga.

Diario de Rajoy

"Dentro de la tónica general y de acorralamiento a que nos somete un gobierno que cede al chantaje de los terroristas, no hay día que el juicio del 11-M no nos provoque un sobresalto. En Génova nos turnamos para seguirlo por televisión y radio en un ejercicio simultáneo que les aconsejo encarecidamente que hagan. No es recomendable, en forma alguna, ver el juicio sin los comentarios de algún medio que nos vaya aclarando lo que está pasando en la sala. Sería un ejercicio igual de peligroso que prescindir del piloto en un avión, o del cirujano en el quirófano. Nosotros elegimos, de forma absolutamente aleatoria, la Cadena COPE.

Esto viene a cuento porque estas semanas en el Partido hemos venido observando con preocupación, como la percepción de un profano puede distorsionar la realidad hasta hacerla irreconocible. Ante este hecho y puesto en contacto con la FAES, me propuse realizar un ejercicio científico que demostrara lo arriesgado de esta actividad, llamada libre albedrío. Por unos pequeños problemas puntuales de tesorería (que parece está arreglando José Mari a todo gas), finalmente no he podido contar con el apoyo de la Fundación, así que me he tenido que limitar a un experimento casero, pero no por ello carente de valor.

Escogí para ello a una persona alejada por completo de la política nacional, un alma pura cuyo corazón no se hubiera visto contaminado por todo lo sucedido en este país desde el fatídico 14 de marzo de 2004. Lleva en España escasos meses y gracias a su titulación en ingeniería superior ha podido conseguir un buen trabajo como limpiadora de hogar en nuestra humilde morada. La vamos a llamar a partir de ahora Elena, para salvaguardar su verdadero nombre, que es en realidad Eugenia.

Para no dilatar mucho el resumen de las conclusiones del ejercicio, me voy a limitar a transcribir el resultado de una parte del mismo, el que hace referencia a las declaraciones e interpretaciones de los policías Pedro Díaz Pintado, número dos de la policía en aquella época, y Jesús de la Morena, Comisario de Información. Puesta frente a la pantalla, Elena escuchó con atención la declaración de los dos policías. Ambos dijeron en el juicio que el 11 M a las seis de la tarde, le comunicaron al Ministro del Interior, Ángel Acebes, que el explosivo no era Titadyne, y que por lo tanto descartaban casi por completo que ETA estuviera tras el atentado.

Escuchadas estas declaraciones, Elena me preguntó qué había dicho el ministro tras esa reunión, yo le dije que Ángel había realizado una rueda de prensa dos horas después y que en ella había dicho, por supuesto, que ETA era la principal sospechosa. Ella, inexplicablemente, me preguntó que porque había mentido el ministro. Por un momento tuve la sensación de que algo se me escapaba, quizá Elena no había escuchado bien las declaraciones de los policías, así que se las volví a pasar una segunda vez. No fue capaz de llegar a una conclusión diferente que la primera vez.

Había llegado el momento de someterla a la interpretación de lo escuchado. Cogí una cinta del día siguiente al juicio, del programa de Federico y Pedro J. y se la hice escuchar. Con absoluta claridad los dos maestros de periodistas desgranaban las palabras de los policías, buscando lo que en realidad querían decir. Ella al principio puso cara de asombro. Me pidió volver a escucharla, una segunda e incluso una tercera vez. Tras el ejercicio la pregunta del principio, unos segundos de silencio y su respuesta de nuevo en forma de pregunta: “¿Y porqué mintió el ministro?”.

Del experimento surgen dos claras conclusiones, la primera que es preferible ver el juicio por televisión sin sonido, mientras se escucha la COPE, se ahorra uno muchos dolores de cabeza; y la segunda: nunca más contratar asistentas del hogar con titulación universitaria, no entienden nada."

Vientito canario

Existen fenómenos meteorológicos adversos que el canario odia sobre todas las cosas. No la nieve que inspira en nosotros un incontrolable y deleznable apetito de pillar cartones para ir corriendo al Teide a imaginar trineos, ni es la lluvia, que nos deja corriquiando por las calles con el periódico encima de la cabeza. Si alguno se le hace al canario insoportable de verdad, es el viento. En el caso de los que viven en Candelaria, deberíamos llamarlo la ventolera, porque ese viento no es cristiano y les va a estar sacudiendo, más o menos, hasta septiembre, salvo que el maldito cambio climático provoque lo contrario. Si llueve, se pone el paraguas y la gabardina y puede pasear por la calle tan contento. Si hace frío, uno se abriga o busca compañía donde acurrucarse y hasta se lo pasa bien. Si lo que aprieta es el calor, un chapuzón en el mar o un buen aparato de aire acondicionado o un ventilador taiwanes resuelven la situación, salvo en el caso de acaloramientos menopáusicos, para los que existen otros remedios farmacológicos cuando no se está abusando de la leche con Pelikan (mi querido JJM que sabrá muy bien por dónde va la pedrada). Pero si hace viento, aviados estamos. No se puede una mujer poner falda, salvo que tenga un tipazo de vértigo y pueda lucir un tanga como un hilo dental, que para enseñar bragas como la bandera de Honduras, mejor se queda una en casa. Si además llueve, no se puede abrir el paraguas. El jardín queda escorado en dirección contraria a la del viento y las macetas suelen volar hasta la casa del vecino donde, por efecto de la gravedad, caen y se rompen, justo a la vez que la buena vecindad. El viento, además, es coleccionista de gorras y sombreros, que pierden irremisiblemente la pista de sus dueños. Por supuesto, no intente hacer una barbacoa un día de ventolera porque a) no conseguirá encender el carbón, b) en caso de conseguirlo, terminará con quemaduras de tercer grado y c) la carne siempre quedará medio hecha. Con viento siempre se cierran las puertas sobre los dedos y los tobillos; y las cortinas de las ventanas siempre se lían y tiran el jarrón más querido del propietario de la casa. Se ve mal la tele, se oye peor la radio, se lía la ropa tendida y pasear por la orilla de la playa es un combate agotador contra el oleaje y la arenisca con la risa del piberio de fondo como una buena banda sonora. Y lo que es peor, si intenta encender un cigarrillo va a terminar, con las cejas más depiladas y tan repintadas como las de Madonna Esteban. Un asco.

Deja Vú y otras hierbas

Después de muchas noches consagradas a encontrar alguna ventaja al hecho de de ir para viejo, al menos pude encontrar y entender que muchas cosas ya no te pillan de nuevas. Algunos lectores de la prensa nacional, especialmente los más jovenes, pueden pensar que una alianza de estrategias entre varios abogados de la acusación y de la defensa, como en el caso del 11-M, para aprovechar las lagunas de una investigacion y los inevitables fallos de los investigadores y así colocar como cierta una teoría fantásica para la que no existe ninguna prueba es una idea innovadora. Pero no, hijo, no. La conocida como teoría de la conspiración del 11-M - que defienden los medios afines al PP - no es nueva, al menos en su estructura. No hace más que repetir las pautas que se siguieron en un proceso que también se celebró en dependencias de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo, de Madrid, pero hace ya 20 años: el caso del síndrome tóxico, o de la colza.

En 1981, cuando todavía gobernaba la UCD, surgió una epidemia desconocida que causó la muerte a unas 600 personas y afectó a otras 25.000. El ministro de Sanidad de turno, Jesús Sancho Rof, atribuyó la causa a un "bichito" que "si se caía se mataba". Sin embargo, la causa de la enfermedad, que al poco tiempo era conocida como sindrome tóxico, no era un bichito, sino, como se demostró después, la codicia humana. Aceiteros sin escrúpulos habian desviado al consumo humano aceite de colza desnaturalizado con anilinas para uso industrial.

El juicio contra 38 aceiteros se inicio seis años después, el 30 de marzo de 1987, hace ahora 20 años. Y entonces, como ahora, una asociación de afectados y varios abogados de las defensas se conjuraron para enmarañar el proceso y tratar de sacarle el mayor beneficio posible. Cinco abogados, apoyados en los dictámenes de un perito de parte, Antonio Muro, sostuvieron que el origen de la enfermedad eran tomates cultivados en Almería que habían sido tratados con pesticidas de la multinacional alemana Bayer. Pero como no había el más mínimo indicio, según iba avanzando el proceso judicial, la tesis fué evolucionando. Los causantes seguían siendo tomates, pero el envenenamiento masivo ya no era accidental, sino intencionado, con la finalidad de encubrir un accidente de guerra química, supuestamente ocurrido a finales de 1980 en la base militar que el ejército de Estados Unidos tenía en Torrejón de Ardoz.

La citada tesis sostenía que los americanos estaban haciendo experimentos con armas químicas que luego serían utilizadas en la guerra Irán-Irak. Un abogado listo, al que luego se sumaron varios más, había descubierto que en esa guerra habían aparecido supuestamente etiquetas de armas químicas fabricadas en España y recordó que significativamente el primer fallecido por por el síndrome tóxico había sido un niño de Torrejón de Ardoz, por lo que la base militar estaba en el origen del envenenamiento. La tesis era perfecta puesto que, además de exculpar a los aceiteros, ofrecía a las víctimas un culpable con dinero para pagar las elevadas indemnizaciones, y a la opinión pública un responsable que se veía en aquel momento - gobernaba el PSOE - más como un colonizador que como un aliado.

La historia se repite y lo que antaño fueron tomates hoy es Titadyne, el explosivo usado por ETA. y en ese juicio del 11-M seguimos, punto por punto, la misma estrategia y las mismas pautas: alianzas entre abogados teóricamente incompatibles; supuestos expertos en explosivos que, peritos de parte como en el caso de la colza, sostienen teorías imaginativas, e incluso la teoría conspirativa mutante, esa que situa la autoría de los atentados primero en ETA; luego en ETA pero ayudada por los islamistas; después en los islamistas pero ayudados por ETA; y ahora, de momento, en una conjura de ciertos servicios policiales y de inteligencia que habrían usado a los islamistas - ETA seguro que algo hizo aunque no se sabe bien qué - para derribar el gobierno de Aznar.

Y entre todas estas cortinas de humo están las pruebas. En la colza, los epidemiólogos pudieron concluir que la causa fué el aceite adulterado tras el estudio del envenenamiento en conventos de clausura, de los casos periféricos y los tardíos, y se llegaron a determinar las rutas de distribución del aceite y cómo sólo en un pequeño pueblo no hubo afectados porque el aceitero tenía un lío con la mujer del dueño del bar y éste le había amenazado si le veía por allí.

En el 11-M también se han aclarado bastante las cosas con las declaraciones del menor que acompañó a los islamistas a Mina Conchita a buscar los explosivos, dando detalles sobre cómo José Emilio Suárez Trashorras decía a El Chino, jefe operativo del comando, que no olvidase los clavos y tornillos en clara referencia a una metralla que no se utiliza en explotaciones mineras ni en robos de joyerías. Y todo corroborado por la cajera del supermercado que atendió a los mencionados islamistas y la factura de las mochilas compradas, el análisis de la localización de los teléfonos de los miembros de la célula terrorista, etcétera...

Como digo, bastante claro, salvo que el último director de la policía del PP - Díaz de Mera, ése que rehusó colaborar con la justicia para aclarar los 192 crímenes alegando problemas éticos - aporte ahora el informe fantasma, que ni él ha visto, y nos descubra que Caperucita Roja sobrevivió al Lobo Feroz y que con el apodo de Txanogorritxu (Caperucita Roja en euskara) de Tetuán es el eslabón perdido entre los etarras y los terroristas islámicos.

Lo dicho, nada nuevo.

Silencios y olores

En muchas ocasiones, los profesionales que trabajan inmediatamente antes de la muerte o de la superviviencia suelen valerse de una especie de truco que podría llamarse teoría de la compensación: la satisfacción de salvar una vida compensa la angustia de otra que se escurre entre los brazos. Julián Martín, un veterano bombero de 50 años explicaba que ha servido de éste truco durante los últimos 24 años, los mismos que lleva en el oficio, y que resumía así: "Muchos atentados, muchos accidentes de tráfico, muchos incendios y un sólo 11 de marzo de 2004". Es un día aparte. Porque a partir del 11-M ese mecanismo de alivio dejó de funcionar y la teoría de la compensación se volvió infantil, ridícula, insuficiente.
 Los bomberos fueron los primeros en llegar a la estación de El Pozo y ver qué habían hecho dos bombas en un tren lleno de gente a la hora punta. Dividieron el trabajo en dos tiempos: primero, los vivos; luego, los muertos. "Entramos en el boquete, buscando a los supervivientes. Les tocabas el pulso, los movías, y si no respondían, ibas a por el siguiente. Algunos estaban paralizados en sus asientos, no oían nada por la explosión y te miraban como preguntando "¿Que ha pasado aquí?". Tambien recuerdo a una chica sentada en el piso de arriba con los auriculares puestos. Estaba perfecta. Intacta. No tenía ni un rasguño. Fuí corriendo hacia ella, pero estaba muerta", recuerda Julián.
 Tardaron 45 minutos en sacar a los supervivientes. Luego estuvieron 5 horas recuperando cuerpos. Hasta 67.
 En el rincón de la estación donde iban colocando a las víctimas hay, tres años después de la masacre, medio centenar de velas encendidas, algunas fotos y mensajes cariñosos para recordar que en el barrio no han olvidado a sus muertos. Los pasajeros entran en la estación con paso apurado y la intención de coger un tren, pero se detienen frente a las velas y pasados unos minuto, como si recordaran que tienen prisa, huyen apresuradamente, devorando las escaleras hasta llegar al andén. La escena - las prisas, la pausa, la huida - se repite durante toda la mañana. Nadie pasa por El Pozo sin tropezar con el 11 de marzo de 2004.
 Carlos Díez, otro bombero de 35 años, regresó hace pocos días a la estación por primera vez desde aquel día. Cuando lo cuenta se le escapa alguna lágrima y su compañero Julian se va sobre él como intentando apagar con palmaditas en el hombro aquella chispa de angustia. "El 11 de marzo llevaba tres años trabajando de bombero. Había visto accidentes jodidos de tráfico, algún cadaver, pero siempre había cierta lógica o mala suerte...pero aquello era imposible de asumir. Los trenes estaban abiertos como latas. Un vecino del piso de enfrente nos avisó que en el techo de la estación había un cadaver. Yo soy incapaz de volver allí y ver una estación normal y corriente", explica Carlos.
 Durante dos años ha recibido llamadas periódicas de un psicólogo "para ver que tal iba". Ha tenido sus recaídas, pero ahora esta bien. "La mejor terapia fué volver al parque al día siguiente. Con mis compañeros podía hablar de las cosas que había visto. Con mi mujer, no".
 "El 11 de marzo nos machacó a todos. Cuando no lloraba uno, lloraba otro. Te ibas a un rinconcito, llorabas un poco, te desahogabas y volvías al trabajo, a los vagones. No parábamos de animarnos entre nosotros, de darnos toques de afecto. Curiosamente los compañeros que estaban más enteros aquel día han caido luego como moscas. De repente desaparecían. Luego te enterabas que estaban de baja por depresión. Yo llegué a mi casa, me metí en la cama y no salí de allí en tres días. Enseguida empecé a sentirme culpable, a pensar si podía haber hecho más". "El psiquiatra dice que todos decimos lo mismo", añade Julián...a veces habla con esa jerga robada al especialista, como cuando explica porqué de repente, tras los atentados, empezó a sentirse mejor en el parque de bomberos, trabajando, que en su casa..."pasaba por muchos procesos de inseguridad".
 "Nunca estás preparado para algo así, mientras estás allí te centras en el trabajo. Yo intenté no enfocar las caras de las víctimas, pero me quedé con el silencio y los olores. Lo tengo grabado en el cerebro. Ordenado, pero grabado para siempre".

Espacios

Hace pocos días he llevado más de cien novelas a una librería de segunda mano. Conforme pasan los años los libros ocupan más espacio en mi casa y menos en mi mente, así que me veo obligado a regalarlos o venderlos para equilibrar las proporciones. Al principio me costaba un poco desprenderme de ellos, pero ahora supone una liberación física y mental. Me gusta crear espacio para cosas nuevas, es una manera de reciclarse como otra cualquiera. Los libros ocupan mucho espacio, demasiado teniendo en cuenta el espacio de la vivienda. En estos tiempos, tener una biblioteca es más caro que dar la vuelta al mundo en ochenta días. ¿Cuántos libros se pueden almacenar en un piso de treinta metros cuadrados?

Yo, por ejemplo he dejado de comprar libros de tapa dura, salvo que estén ilustrados o tengan algo especial. Por otro lado, en estos últimos años, las cosas han cambiado en muchos sectores. Las televisiones se han reciclado para ocupar cada vez menos espacio, ahora son planas y se cuelgan como cuadros. La música y las cámaras de video también han encogido, tanto, que cinco mil canciones y trescientas películas caben en la palma de la mano. El ocio personal se ha adaptado a los pisos pequeños, salvo en el caso de la literatura que sigue ocupando un espacio decimonónico que nada tiene que ver con el mundo Ikea en el que vivimos. Los cines cada vez son más pequeños y cada vez son menos cines. He leído que están reconvirtiendo muchos de ellos en salas de videojuegos on-line. El espacio es un lujo, pero también un problema. Mantener una casa grande es casi imposible y por eso las mansiones se están transformando en oficinas. Hace años llegué a tener mi despacho en la biblioteca de una antigua casa señorial. La biblioteca, con estantes de madera y un pasillo para circular por la parte alta, era más grande que la mayoría de los pisos que se pueden comprar hoy en día. Era maravillosa, pero los dueños no podían mantenerla y los ratones se estaban apoderando de las letras dormidas. Mi madre quiere donar los libros con los que estudió mi padre la carrera y mil frascos de perfume, pero al parecer regalar esas cosas es difícil, sobre todo porque ocupan espacio y nadie quiere hacerse responsable de ellas. A mí, me gustaría hacerles fotos, para guardar una versión digital, porque tampoco sabría donde almacenar todas esas cosas y terminaría tirándolas a un contenedor de basura. Esa es la razón por la que mucha gente alquila trasteros. Los trasteros son sitios intermedios entre la vida y la muerte. En ellos se almacenan las cosas, para evitar la pena de tirarlas. El problema actual es que incluso los trasteros son caros, así que algunas personas dejan de pagar los alquileres y sus trastos abandonados y marchitos, son subastados en Internet que es casi lo mismo que tirarlos a un contenedor.

 Estamos viviendo en un momento desconcertante para los objetos y las personas. Cada vez hay más cachivaches, pero menos espacio y cariño para almacenarlos. Las cosas se pierden sin remedio, incluso las fotos digitales cambian de formato y se evaporan en el cibermundo de los bits irrecuperables. Yo, cuando tiro cosas a la basura, siempre pienso en los chavales de hoy. Pienso en la pena de no poder descubrir trastos antiguos, porque a mí me encantaba encontrar tesoros abandonados. Antes iba al rastro para comprar maravillas y ahora si voy, es sólo para vender o regalar mis trastos. He decidido no comprar libros de tapa dura, regalar muchos de ellos, tirar las cosas viejas que no valen para nada y tratar de hacer espacio vital para dormir en su interior. También he comprado cuatro botes de basura para reciclar mi vida. Uno para familiares, otro para amigos, para papel y el último para yo mismo dormir dentro. Sin embargo, todavía no sé donde colocar las almas de las cosas abandonadas. 

Los 2.500.000 hijos de Mariano

El Mundo reconoció en su web digital que los manifestantes del pasado sábado no superaron los 300.000, por debajo incluso de las estimaciones de la Delegación de Gobierno que han denostado los populares. Sin embargo, los datos iniciales, conseguidos con procedimientos científicos, fueron poco después borrados y en la edición impresa del diario de Pedro J. se hacían eco de la versión del PP: más de dos millones de asistentes.
“Éxito espectacular”, “nadie reunió nunca a tanta gente”, “nunca se vio nada parecido, no hace falta guerrear con las cifras”… así aluden Pedro J., Losantos o Luis Herrero a la manifestación del sábado desde las páginas de El Mundo para evitar entrar en las cifras concretas, si bien parece que la fórmula que han impuesto en sus páginas es la inconcreta “cientos de miles de personas”.

elmundo

Sin embargo, el diario de Pedro J. reconoció durante unas horas que la manifestación se quedó muy lejos de las expectativas populares, utilizando en su edición de Internet la ayuda del Manifestómetro, una web especializada en calcular los manifestantes a partir de la zona ocupada y de las personas que pueden entrar en un metro cuadrado, difícilmente más de cuatro.

Así, elmundo.es estimó que asistieron 258.568 personas, por debajo incluso de las cifras de la delegación del Gobierno, que habló de 342.000 y de El País, que calculó 337.000, cifras en cualquier caso que, con leves oscilaciones, van en una misma línea. Las cifras del medio de Pedro J. estaban desde luego muy lejos de los 2.125.000 de la Comunidad de Madrid que han adoptado los populares como dato oficial.

El compromiso de El Mundo con la verdad sólo duró sin embargo unas horas, porque más tarde fueron eliminadas de la web ya durante el mismo sábado. Ya en la edición impresa del día siguiente se citaban las cifras de la CAM y se empezaba a adoptar la vaga definición de los “cientos de miles”.

Nota al pie

El odio teledirigido parece que vuelve a vociferar en las calles. En medio de tanta queja y tanta declaración sobre la excarcelación de Ignacio de Juana Chaos da la impresión de que nadie quiere darse cuenta que este preso ya no cumple prisión por ninguna sentencia de asesinato ni de terrorismo, que ya cumplió integramente en el 2005, sino por la publicación de dos articulos en un medio de comunicación legal ( aunque todo se andará, seguramente).
Además, recuerdo que precisamente el Gobierno del PP excarceló a un total de 54 presos de ETA que tenían condenas que oscilaban entre los 30 y los 327 años. Fueron liberados tras permanecer en prisión entre 15 y 20 años. Uno de los casos fue el de Iñaki Bilbao Goicoechea, etarra condenado a 52 años de prisión, que fue liberado cuando había cumplido 17 años, en septiembre de 2000. Dos años después, asesinó al concejal socialista de Orio, Juan Priede. Jaime Mayor Oreja era ministro de Interior, Ángel Acebes era Ministro de Justicia y Mariano Rajoy era Vicepresidente primero del Gobierno de José María Aznar.
Un simple apunte, me acabo de acordar de esto en medio del asco que me producen las imágenes de tanta manifestación "espontánea" y casposa.

Todos tristes tigres

Mejor se hubiera buscado el PP otra cara para que dijera, tan pronto se supo de la aplicación de prisión atenuada a Iñaki De Juana Chaos, que el de ayer era el peor día para la democracia. Primero, porque eso ya lo ha dicho Angel Acebes en tantas ocasiones que resultaba más increíble que habitualmente, que ya es decir, y segundo, porque él mismo ha protagonizado tantas malas horas para la democracia que tendría que repensarse más detenidamente su sentido de la democracia y de la historia. Querer que el Estado dé a un terrorista respuestas propias de terroristas, renunciando a sus responsabilidades legales y a sus obligaciones humanitarias, demuestra el sentido del estado de Derecho que puede tener alguien que como Acebes ha pasado por los ministerios de Justicia y de Interior con bastantes indicios de incompetencia. Pero ocultando que el terrorista no cumplía ya condena por delitos de sangre, sino por amenazas, incide en la incorregible manipulación empleada por su partido para hacer de la lucha contra el terrorismo su principal arma de confrontación política. Tampoco es lo de menos que Acebes, como otros portavoces del PP, ignore que la Justicia no es ajena a la decisión del Gobierno. Pero Acebes, siempre con el mismo guión, tan romo, no sorprende. Más imprevisible es Esperanza Aguirre, que se supera a si misma y ayer superó a su compañero. Para ella, el de ayer fue el día más triste para España, después del 23F. Quizá no recordó el 11- M, porque su conciencia es olvidadiza y comparte con Acebes problemas de cabeza y de memoria, ni recordaría por conveniencia los atropellos a la democracia que está viviendo su Comunidad. Un portavoz de IU, que con todas las otras fuerzas representadas en el Parlamento ha dado apoyo al gobierno en su decisión, dijo que sería un sarcasmo que quienes dieron beneficios penitenciarios a De Juana Chaos cuando cumplía su condena por criminal llamaran ahora a degüello, como si dudara de que ese sarcasmo pudiera darse. Y por si Aguirre y Acebes no bastaran para que el sarcasmo se diera, Rajoy coincidió con ellos en la consigna de la tristeza. Pero amenazó Rajoy con que esta historia no terminará aquí, como si lo dudáramos. En esta historia, según la lógica del PP, han de resultar más benefactores gratuitos del criminal quienes lo acercan ahora a su casa por razones humanitarias, y muy vigilado, que quienes, gobernando ellos, lo acercaron en otro momento a su casa, sin razones humanitarias por medio y cuando cumplía condena por asesino. Está perdida la esperanza de que en un rato de sosiego adviertan que cualquier día de los que vivimos es el peor para la democracia, vapuleada a cada rato por sus mezquinos intereses politicos y su Napoleón fracasado desde AFES

Fulanos

Si busca en Internet, encontrará un apartado donde le indican la mala suerte que corrieron algunas personas que desafiaron al destino de la forma más tonta posible. Es el caso de un motorista, que murió aplastado en Arizona cuando, queriendo vengarse del automovilista de una camioneta que le había obligado a disminuir la velocidad, aceleró, rebasó al otro conductor y luego... frenó bruscamente. Por si este ejemplo no termina de convencerles, tengo más. Como el de tres tipos, esta vez en Texas, que estaban pescando en el lago Caddo cuando se desató una tormenta eléctrica. Uno de ellos -según relatan, abogado para más señas- se puso de pie en el barquito, estiró los brazos en forma de cruz y gritó "¡aquí estoy Dios, dispara!". Los otros dos pasajeros de la lancha sobrevivieron al rayo con quemaduras leves... Pero el caso más genial es de un francés -los europeos siempre tenemos más imaginación que los americanos- que para asegurarse de su muerte subió a lo alto de un acantilado, se ató una soga al cuello, bebió veneno y se prendió fuego a la ropa. Saltó al precipicio y se disparó un tiro que ni le rozó, pero cortó la soga. Así que el fulano cayó al agua, donde se extinguieron las llamas y donde vomitó el veneno. Un pescador, cuentan, consiguió rescatarlo del agua y llevarlo al hospital, donde murió de hipotermia. En esta misma tesitura se encuentran en estos momentos los dirigentes y portavoces de Coalición Canaria, Partido Popular y Partido Socialista Canario, desafiándose entre ellos acerca de quién va a gobernar con quién a costa de quién. Pero habrá que esperar hasta el último domingo de mayo para saber a quién partió el rayo, quién frenó antes de tiempo y quién, intentando descerrajar un tiro al contrario, se voló la cabeza y la Presidencia del Gobierno. Paciencia, que casi siempre merece la pena.

Amarga tontería

Le han puesto una denuncia a Rafael Amargo por injurias y calumnias contra los chicharreros. Me parece excesivo aunque dentro de lo que cabía esperarse. Yo también oí la entrevista de ese pobre diablo metido a cocinero en una casa ajena y con perejil ya picado. Dijo cuatro sandeces, estaba nervioso y quería defenderse de las acusaciones que en días pasados se han vertido sobre él. Que lo insultaron es cierto; que lo llamaron godo de mierda y gitano maricón es cierto; que le rodearon el coche y él pensara que iban a lincharlo, me lo creo; que tuvo miedo me lo creo, porque los seres humanos en manada lo dan; que Franco sigue vivo, no venía mucho a cuento tal y cómo lo dijo, pero me imagino que no tiene capacidad para un discurso más largo donde explicar años de represión y de odio a lo diferente. Y él es diferente. Hay miles de testigos de las barbaridades que le dijeron. ¿Merecidas? Pues no lo sé. Rafael Amargo no hizo nada que no hicieran otros venidos de fuera que no han entendido el carnaval; que siguen creyendo, incluido el señor alcalde de Santa Cruz de Tenerife, que los carnavales son fiestas municipales o políticas o del estado; que él, como otros organizadores anteriores, podía apropiarse del espíritu del carnaval y manejarlo a su manera. Y del mismo modo y manera las murgas que se autodefinen como propietarias y portavoces del "pueblo" cuando no dan para más allá de una garimba y medio de pata con queso. Amarga realidad, alcalde mío. El carnaval no es tuyo y no puedes manipularlo. Ni tú ni nadie. Lo que Amargo no dijo y debió de decir para limpiarse un poco el delantal, es que metió la pata; que le pudo la arrogancia porque le recibieron mal y estaba hasta la quilla de piratillas que ponían en su boca lo que él no dijo. Al final acabó mintiendo del mismo modo que los que le contrataron. Y es que siempre se pasan de listos los organizadores de esta clase de espectáculos; que nadie conoce el corazón de las masas cuando las masas se sienten fuertes al saberse propietarias de algo. El carnaval es de la calle; siempre fue así. Eso es lo primero que tenían que haberle explicado a Rafaelito y nadie se lo explicó. "El carnaval es mío, debió decirle don Miguel, y quiero lo mejor para este pueblo mío. Que no piense mucho, que no razone, que no recuerde. Haga un milagro, amigo Amargo" Pero se equivocó. Los dos se equivocaron. Porque todo lo que se haga en carnaval marcado por órdenes y prohibiciones, es un error. La carne quiere vivir, con libertad y sin pudor, su tradicional enfrentamiento con la iglesia y las instituciones. La gente quiere escupir cosas y sólo se atreve en carnavales y con careta. Las galas y las mandingas organizadas son una paparruchada donde la gente pierde esa oportunidad de la que sólo hacen uso una vez al año. La calle es su territorio. En un escenario nadie sufre la verdadera catarsis, la verdadera liberación. Sólo los buenos actores aprenden a ser otros pero sólo para hacérselo entender a los espectadores. Los carnavales no son teatro. Son una fiesta de la carne, una expulsión de una parte de nuestro propio yo. Y eso, querido Rafael, sólo puede hacerlo uno mismo. No necesitamos alcaldes ni actores, ni bailarines ni coreógrafos ni nada de nada. Sólo la vida y carretera y manta.

Jaleo

Parece que una bronca cada día es algo estupendo para mantener despejada la cabeza. Lo cierto que tengo tal batiburrillo de cosas en mente que no sé si hablar del cambio climático o de la derecha española. De la cultura y su decadencia, o de la derecha española. De las libertades a defender, o de la derecha española. De cualquier clase de terrorismo, o de la derecha española. Del guerracivilismo, o de la derecha española. De los derechos humanos o de la derecha española. De la canción social (pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo) o de la derecha española. De la corrupción, o de la derecha española. De la espantada de la poesía, o de la derecha española. De algo que se parezca a un sistema de valores... o de la derecha española.
Y creo que no voy a hablar sobre la derecha española porque estoy convencido de que la derecha española no necesita manager porque ya se publicita sola. Además, dicen que está profesión tiene su código deontológico aunque el periódico sensacionalista El Mundo no tenga ni idea de que carajo significará deontológico. Se entiende -como diría el mago- que ya hay una propuesta ciudadana para ilegalizar al Partido Popular porque la ciudadanía ni traga, ni confía, ni carece de recursos. Lo cierto -yo no soy jurista- es que en principio la cosa estaría hasta bien fundamentada. Vaya, que tirando de hemeroteca comprobaremos que algunos de los (se me hace cuesta arriba calificar de periodistas a ciertos cantamañanas) alentadores de un nuevo régimen de ultraderecha no sabrían -¡o sí?- que argumentar si un juez decidiera aplicarles, por unos artículos donde se sugiere que la vía del golpe de estado no debe ser descartada, el mismo baremo que a de Juana Chaos. Que quede claro que yo nunca he esperado que los verdugos y colaboradores del Régimen Franquista pidan perdón a sus victimas... y ya ni les cuento sobre la posibilidad de que las indemnicen con sus propios patrimonios o trabajen conjuntamente para restablecer la memoria. Así que, ahí se podía tener hasta más argumento del que esgrime el propio PP en su intento por ilegalizar al PC de las tierras vascas. Yo tengo que decir -pues uno se monta esta cosa llamada blog para eso- que no hemos de obviar que en los textos sobre la Historia de este País se hace hincapié en que la República, y más particularmente la izquierda española subestimó -no en base a la soberbia sino a esa bonhomía que les caracteriza- a los alzados y sus cómplices políticos. Por eso perplejen ustedes lo que buenamente puedan porque que yo me limito a decir lo que malamente piensa muchísima gente. En definitiva, que en España, simplemente, la derecha no existe. ¡! Los desesperados y rastreros ataques de los caudillos del PP al gobierno socialista no evidencian más que la calaña de quienes no consiguen comprender el significado de la palabra democracia. Yo, que conste, siento tales siglas y a sus dirigentes mas como un estigma nacional que como una opción política.

Los dos huevos de la serpiente

Puede que por un simple interés informativo, quizás por ser el eje central de tanta discusión puramente partidista cuando no mentecata, incluso es posible que por tener una idea objetiva sobre una noticia de alcance y sus secuelas tertulianas, me permito reproducir aquí los dos articulos publicados en el diario Gara que motivaron la sentencia al etarra José Ignacio de Juana Chaos, traducidos al castellano y por orden de publicación. Por si sirve de punto de referencia para opinar sobre un tema en el cual una y otra vez nos escatiman los medios informativos datos más que necesarios para ejercer un punto de reflexión fundamentada.

El escudo

JOSÉ IGNACIO DE JUANA CHAOS

["Veo la televisión. Escucho la radio. Leo periódicos y revistas y el bombardeo es intenso y permanente. El enemigo está crecido. Detenciones en Iparralde y Hegoalde. Redadas en los estados francés y español. Informaciones venenosas que pretenden inocular el virus de la desconfianza.

El Lobo, un simple chivato al que la txakurrada vació antes de tirarlo al estercolero de lo inservible (como a todos los chivatillos) es recuperado ahora y elevado a la categoría de héroe de la infiltración y de los servicios secretos; a protagonista de películas y reportajes donde exhibe bravuconadas novelescas a golpe de guión y talonario.

Maniobras de desánimo. Filtraciones de correspondencia y conversaciones, totales o parciales, pero en todo caso interesadas y manipuladas, aun reconociendo que no debemos facilitarles el trabajo.

Dispersión penitenciaria: carcelaria e intracarcelaria. Malos tratos, torturas renovadas en el tiempo pero permanentes en las formas y tan antiguas como lo es la represión política. Agresiones. Sufrimiento para nuestros familiares y amigos. Compañeros enfermos a los que se chantajea con la gravedad de la situación.

Sí, la ofensiva es fuerte, en todos los frentes e innegable. ¿Quizás el enemigo está aventurando que nos puede dar la puntilla? ¿Que puede acabar con el MLNV? ¿Que va a conseguir doblegar a un pueblo o, al menos, silenciar sus pasos haciéndole pisar exclusivamente moqueta?

No necesito ser adivino para poder chillar con toda fuerza y convicción, en una expresión políticamente incorrecta: ¡La tenéis clara! Iros a la mierda con todo lo anterior porque no vais a ganar. ¿O es que todavía no os habéis dado cuenta de que tenemos un escudo invulnerable que no es otro que la razón?

Como todo poder totalitario, fascista o neofascista, el actual Gobierno del PSOE, como el predecesor y anteriores, se ve en la necesidad de reescribir permanentemente la historia; de manipular y mentir creando buenos y malos a conveniencia, superando con mucho los límites de la conocida ficción orwelliana. Y ello como estrategia de guerra con el único y declarado objetivo de nuestra asimilación, del logro de la renuncia a nuestros principios, valores y derechos, y nuestra integración en su sistema.

Jueces prevaricadores, políticos corruptos, profesionales de la tortura, carceleros sin escrúpulos sois aburridos, cansinos y previsibles. No merecéis ningún respeto ni consideración, ni siquiera el mínimo como para cuidar el tono de esta carta.

Pero esto merece una explicación. ¿Totalitario el talante de Zapatero? ¿Fascistas esos ojitos azules y esa sonrisa angelical? ¿El mismo que ha sacado a los soldados de Irak? ¿El que va a modificar las leyes del aborto, divorcio y otras tantas para contentar a una "izquierda domesticada"? Pues sí, totalitarismo sin ninguna duda, porque tomando como prioridad preferente a Euskal Herria, como no podía ser de otra forma para los vascos, quien promulga leyes de excepción, quien crea o mantiene tribunales especiales, quien ampara la tortura, persigue y reprime los derechos de asociación, de expresión, de prensa; quien prohíbe la participación política y electoral. Y quien todo lo hace para silenciar a una nación y negarle el derecho de autodeterminación, es un fascista de manual y dejémonos de florituras de lenguaje.

Técnicamente, el 25 de octubre de 2004 terminé de cumplir la condena intramuros impuesta por su sistema jurídico y penitenciario con el Código Penal de 1973, código franquista incomparablemente más «blando» que el actual de sus herederos. A partir de aquella fecha no he salido de prisión, oficialmente porque el juez Gómez Bermúdez otra estrella meteórica labrada sobre sufrimiento vasco tiene «dudas» sobre la condena cumplida. Y una vez más no deja de asombrarme y ojalá no pierda nunca esta capacidad el desprecio que de sus propias leyes tienen sus servidores. Que las rechacemos nosotros que las combatimos es natural, pero que las desprecien quienes comen de ellas es un indicador más de cuál es su función.

Sin embargo, no se pueden ni se deben utilizar en mi caso los términos ilegalidad, secuestro... Y no me gusta que lo hagan en mi defensa, porque de forma ilegal y secuestrados por un sistema autoritario, en la cárcel y algunos desde hace bastante más tiempo que yo, estamos 700 compañeros y compañeras, y extramuros lo está toda la parte de la sociedad que no se conforma. Al fin y al cabo, hay centenares de miles de vascos y vascas que hoy están en un cuarto grado penitenciario, a la espera de que cualquier noche unos uniformados aporreen su puerta y les notifiquen la represión por mal comportamiento.

Mucho más claro ha sido el ministro López Aguilar. A De Juana no se le puede excarcelar de ninguna manera y no hay más que hablar. ¿Motivo? No da signos de resocialización. Sin embargo, afortunadamente, de resocialización no da signos ni De Juana ni una inmensa mayoría de los 700 presos y presas, ni una gran parte de la sociedad vasca.

Porque resocializar en el sentido utilizado por el enemigo implica la derrota y la aceptación de los contravalores que de tan magnífica manera representan todos los López Aguilar, Zapatero y Gómez Bermúdez. Pero deberían hacerse una pregunta: si 700 compañeras y compañeros con miles de años de cárcel cumplidos y por cumplir en nuestras espaldas no damos signos de "resocialización", ¿no será que algo les falla en el "tratamiento penitenciario"? Lo que les falla es que tenemos el escudo de la razón. Y que nada es insuperable, ni en lo personal ni en lo político, salvo la interiorización del fracaso.

En todos los procesos hay altas y bajas. Las apariencias también engañan. Políticamente, el ruido no significa fortaleza ni el silencio debilidad. Vamos a ganar. Leamos historia de otros procesos triunfantes, no de los perdedores. Comparemos la aceptación de nuestro discurso político por parte de la sociedad vasca, ahora y hace 25 años. Y lo demás es fácil: trabajo, sacrificio, aprender de los errores y no meternos palos en la rueda de nuestra propia bicicleta.

Hace años le escuché a un muy apreciado compañero chillar con fuerza "Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria". Sí, sacadlas, porque otro camino sólo implica más sufrimiento. O el futuro terminará demostrando, sin duda, que os quedásteis sin ellas"]

--------------------------------------------------------------------------------

Este artículo fue publicado en 'Gara' el 1 de diciembre de 2004. Por las palabras que el etarra vertió en este texto y en el títulado 'Gallizo' fue condenado el 7 de noviembre de 2006 a 12 años y siete meses de cárcel por amenazas terroristas.

 

 

Gallizo

JOSÉ IGNACIO DE JUANA CHAOS

"El pasado 14 de diciembre, la señora Margarita Uria se dirigió al presidente del Gobierno en el transcurso de la Comisión de Investigación del 11-M, para preguntarle, entre otras, sobre determinadas cuestiones penitenciarias. Tras un preliminar de sonrojantes alabanzas hacia la señora Mercedes Gallizo, la comisionada interrogó al señor Rodríguez Zapatero, exclusivamente, sobre la filtración de unas imágenes y de una carta a los medios de comunicación.

La señora Margarita Uria no preguntó sobre la tortura y malos tratos. Tampoco sobre la muerte y la enfermedad de los presos. No tuvo interés en el aislamiento y la incomunicación. Ni en los accidentes. Y mucho menos preguntó por la dispersión, quizás porque le podrían haber respondido que ésta tuvo su principal valedor en el partido político de la propia comisionada. Un PNV legitimador de la represión y de la más cruel política penitenciaria, no sólo en cuanto a su diseño teórico y cobertura en la puesta en práctica, sino como protagonista con sus propios asesores en la Dirección General de IIPP.

Ni la señora Margarita Uria ni ninguno de los parlamentarios y parlamentarias que enarbolan los derechos humanos como bandera de combate tuvo la remota ocurrencia de interesarse por las vejaciones y agresiones sexuales sufridas por algunas de las detenidas en las últimas redadas policiales. Sobre esto no tiene interés la señora Uria, no ya como parlamentaria, sino ni siquiera como mujer. Y no se lo pregunta porque sabe que el ser detenido/a como presunto etarra en una operación represiva con la consiguiente cobertura mediática es suficiente motivo para no tener ningún derecho, incluido el de no ser torturado. Decía la hipocresía de arraigo: Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Dicen los nuevos referentes de la ciudadanía: violentar al agredido no es doble violencia, es justicia y silencio. Pero esto lo sabemos todos, incluida la comisionada, que alaba a la señora Gallizo.

Y entre tanta alabanza de personas de bien (no como yo que soy vasco y rojo, además de varios "istas"), reflexioné si estaba equivocado. ¡Sé positivo, Iñaki!, me dije. Imaginé que los muros de hormigón eran de chocolate. Que de cabello de ángel estaba hecho el acero. Que los tres presos muertos la pasada madrugada en las cárceles de Langraitz y Zuera eran muñecos de mazapán. Pero, es curioso, no conseguí imaginarme a la señora Gallizo siendo otra cosa que lo que es, como lo eran sus predecesores.

Cuando el PSOE ganó las últimas elecciones generales se levantaron ciertas expectativas entre quienes son dados a creárselas, ya sea por ingenuidad o por necesidad. Ilusiones que en política generalmente el tiempo las demuestra falsas. Lo mismo ocurrió con el nombramiento de la señora Gallizo como directora general de IIPP. Aunque en un principio los numerosos relevos en las direcciones de las cárceles pudieron tomarse como preludio de cambios más significativos, el conocer la relación nominal de los nombramientos me reafirmó en la convicción de que el único horizonte de justicia en las prisiones es la demolición de sus muros. Esperanza ésta que por utópica que parezca es mucho más realista, sin carga de hipocresía, que pretender o esperar que el hormigón y el hierro encierren derechos humanos en lugar de violencia y sufrimiento.

En esta prisión de Algeciras, la señora Gallizo destituyó al director Miguel ángel Rodríguez, alias el Tragasables. Profesional culto que reaccionaba inmediatamente al escuchar el nombre de un preso político vasco. Y fluidamente hilaba un discurso elaborado: Las resoluciones judiciales de los etarras me las paso por el forro de los cojones». Todo un viejo conocido del colectivo de presos políticos vascos que no ha sido destituido por acumular montañas de denuncias e irregularidades. Ni siquiera lo ha sido por una pequeñez como la de, presuntamente, meter la mano en el cajón del dinero en el C.P. de Puerto II y por lo que fue expedientado. Ha sido destituido por no ser del mismo partido político que la señora Gallizo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

Pongo la televisión. Informan sobre el festival de cine de Huelva. Junto al actor Imanol Arias, haciéndole los honores, casi babeando alrededor suyo, me parece reconocer un rostro de desagradables recuerdos. Tiene el pelo blanco y la apariencia muy envejecida, aunque no será por la conciencia que le perturba. En todo caso será por el castigo de los excesos. Siento el consuelo tonto de comprobar que, en esta ocasión, el torturador tiene peor apariencia que los torturados. No hay duda. Esa cara la tenemos marcada en nuestra memoria a golpes de malos tratos y hambre. Es Francisco Sanz. Subdirector de la prisión de Málaga. Director del Salto del Negro, de Puerto II, del C.P. de Huelva en la actualidad, donde ha organizado que algunos presos otorguen un premio cinematográfico dentro del festival. Por esto babea alrededor de Imanol Arias y lo primero que me viene a la mente ante la imagen es preguntarse si el actor habrá notado el surco de la porra y la humedad de la sangre al darle la mano. En el C.P. de Huelva no parece que haya habido cambio de director.

La lista de los nuevos nombramientos es larga, hasta 21 nombres y 10 más por cambio de destino. Algunos apellidos me hacen rebuscar en la memoria. Era el año 1977, creo, porque el único archivo con el que cuento, mi cerebro, tampoco es un disco duro. En todo caso, eran los años posteriores a la muerte del general Franco, cuando la sociedad desbordaba ilusión y los partidos políticos conspiraban para destruirla. Caminaba por Madrid un día de aquellos muchos de manifestación en demanda de amnistía y libertad. Dejé atrás la Gran Vía. Subí por la calle de los Libreros y, a la altura del desaparecido hotel Darde, me topé con un grupo de jóvenes como yo, que bajaban corriendo y chillando han disparado». Con más curiosidad que precaución, continué hasta el final de la calle. Torcí a la derecha tomando la de La Estrella y, algunos metros más allá, estaba un joven tendido en el suelo, muerto en un charco de sangre. Aquello se llenó de grises y parece que quienes habían disparado eran argentinos de la Triple A. ¡Qué más da! Una de aquellas siglas que escondía todas lo mismo, y que reaparecen cuando es necesario.

El joven muerto se llamaba Arturo Ruiz y tenía un hermano que empezó siendo de izquierdas y terminó siendo del PSOE y haciéndose carcelero. Funcionario de prisiones de confianza, tanto, que prestaba su despacho de madrugada en la prisión de Almería para que se celebrasen conversaciones secretas entre enviados del Gobierno y representantes de una organización revolucionaria armada que NO es ETA. De esas negociaciones que nunca existen, y si existen se niegan. Arturo Ruiz murió un día de lucha por la amnistía y la libertad y su hermano vive para cercenarla. Y vive bien como nuevo director del C.P. de Sevilla II.

Jesús Eladio del Rey Reguillo, alias el Tirillas, nombrado nuevo director del C.P. de Valdemoro. Y lo primero que me viene a la cabeza es el motín del módulo I de Herrera de la Mancha en el año 1988 en el que de poco más de 40 presos políticos vascos la mitad pasamos por la enfermería y cinco compañeros acabaron con roturas de huesos en el hospital. Una imagen esperpéntica aquella del Tirillas con un cuchillo de monte en la mano al frente de un nutrido grupo de carceleros y guardias civiles, recorriendo las galerías del módulo de celda en celda e indicando quién debía recibir sesión de palos simple o doble.

Manuel Martínez cano, alias el Morritos, nombrado nuevo director del C.P. de Jaén. Provocador y detonante del anterior motín referido y cuyo único recuerdo agradable que puede haber dejado en algún preso es el que se le viera totalmente acobardado y rociado de polvo blanco a golpe de extintor de un compañero en aquel mismo motín.

Antonio Diego Martín, nombrado director del C.P. de Puerto II y procesado por torturas y rigor innecesario en la prisión de Sevilla II. Juzgado junto al ex director general de IIPP, Antonio Asunción, nunca fue apartado de su trabajo represivo, ejerciéndolo hasta ahora en la prisión de Melilla. Los presos engrilletados durante semanas a los catres. Las sesiones de tortura, desnudos y rociados de agua, los lamentos y chillidos, nunca merecieron un solo día de cese en su cargo. Al contrario, merecen un ascenso al llegar la señora Gallizo.

Para qué continuar con el listado. Me he convencido. La nueva política penitenciaria del nuevo Gobierno del señor Rodríguez Zapatero consiste en recuperar o promocionar a los personajes de más triste recuerdo para los presos en general y para el Colectivo de presos políticos vascos en particular. O en mantener en su cargo a quienes ya cumplen aquellos requisitos.

Las expectativas se han cumplido. O a lo mejor me equivoco y los torturadores son capaces de luchar contra la tortura. Experiencia no les falta. Y entonces, incluso yo sería capaz de imaginarme a la señora Gallizo de otra manera de la que es."]
--------------------------------------------------------------------------------

Este artículo fue publicado en 'Gara' el 30 de diciembre de 2004. Por las palabras que el etarra vertió en este texto y en el títulado 'El escudo' fue condenado el 7 de noviembre de 2006 a 12 años y siete meses de cárcel por amenazas terroristas.

¿Algún juez libre de sospecha entre el público que me explique donde están las amenazas terroristas?

 

 

Pero que risa la risa, oye

Un pueblo tan preocupado por su Carnaval, o mejor, un pueblo al que solo le mueve y remueve su Carnaval es un pueblo rumboso y simplón, un tanto patético y con tufo a rancio. Es un pueblo pasto de la manipulación, un pueblo que se levanta solo porque no le dejan hacer fiesta en la calle; qué risa, chicharreros, qué pena.
Que conste que soy de los que opinan que el Carnaval, como el fútbol, no es que sea cuestión de vida y muerte, sino algo mucho más serio que eso. Es demasiado serio como para que algunos le busquen la rentabilidad de las cosquillas y el gesto malhumorado.
En el catálogo de patetismos recientes ya no se sabe qué es peor: si el empecinamiento del abogado Campos y sus cuatro vecinos (con ese Justo empeñado en perder los cuatro gramos de prestigio que le quedaban) por cargarse el Carnaval, o si el victimismo patriotero del Ayuntamiento, bombero y pirómano a la vez. ¿Qué me dicen de esas manifestaciones "espontáneas" de carnavaleros de pro, preocupados por que su fiesta no se celebre? ¿Y esa publicación interesada del auto, un auto que es más un "veremos" que un "ordeno y mando"?
Al final, erigido como salvador del chicharrerismo y lanzando llamamientos a la calma -¿quién está nervioso?-, surge la imagen de Miguel Zerolo, adalid del Carnaval, aunque la fiesta le importe tres pitos de murga y medio de pata con queso.
El aviso del año pasado no sirvió para absolutamente nada. ¿Qué se hizo durante los últimos doce meses? ¿Se buscaron fórmulas de acuerdo con los vecinos o soluciones legales para evitar otro auto, más allá de la machangada de hace dos semanas en el Parlamento de Canarias? ¿Se hizo algo, aunque fuese alguito? La respuesta está en el auto. Pasotismo total, algo que casa perfectamente con la actitud de este consistorio ante la que dice que es su fiesta más importante: un Carnaval sin museo, sin concejalía propia, sin un equipo serio dedicado a pensar en él durante los 365 días al año.
Olvídense de Miguel Zerolo, el verdadero salvador del Carnaval es Felipe Campos, el abogado de los vecinos mosqueados. Su empecinamiento legal conseguirá lo dicho ayer en este mismo final de columna: la locura padre. Ahora, prefiero ese Carnaval prohibido, ilegal y definitivamente anárquico que una fiesta a medio gas, con música pero bajita, con todo el mundo para su casa a las seis de la mañana, una fiesta como le gustaría a Zerolo.
El auto del Juzgado número Uno de lo Contencioso Administrativo de Santa Cruz de Tenerife que suspende los mogollones en las calles por su alto nivel de ruido, ha desatado una ofensiva conjunta del Ayuntamiento y de las agrupaciones del Carnaval, indignados por la suspensión cautelar. "Se hunde el Carnaval", están diciendo; Zerolo pide "calma y tranquilidad a los chicharreros" pero ha publicado un Bando "embargado por una profunda indignación y una honda tristeza" ante la intromisión de los jueces. "El Carnaval peligra", titula El Día.
No hay tal. Se trata simplemente de la habitual colisión de derechos y de la necesidad de establecer cuál es el límite de cada uno y cuál es el que debe prevalecer sobre el otro. Los ciudadanos, en general, tienen derecho a los Carnavales; pero los ciudadanos, en general pero en particular también, tienen derecho al descanso. Los reglamentos y ordenanzas, y directivas europeas, gracias a Dios, establecen cuál es el máximo nivel de ruido permitido, traducido esto en decibelios o en sensatez, para que la gente corriente pueda descansar conforme a sus necesidades.
¿Qué derecho es más importante? ¿Puede uno de ellos confiscar los derechos ajenos? No se trata de una discusión teórica, sino del debate de fondo que se está planteando. Si año tras año, no un día aislado, sino a lo largo de semanas, unos vecinos se ven impedidos de dormir con normalidad, están sufriendo una confiscación efectiva y medible de sus derechos. Miguel Zerolo, alcalde santacrucero, cree que las víctimas "no están siendo solidarias", pero es que quienes sufren en su persona daños a la salud producidos por el rebumbio callejero, no tienen que ser solidarias; son los que molestan los que tienen que serlo.
En la Europa civilizada -por aquí andamos todavía descubriendo la pólvora y los tranvías, y los alcaldes y concejales se sorprenden cuando una anciana que se rompe una cadera en una zanja mal señalizada gana una indemnización en los tribunales- estas discusiones están superadas. Allí, en Gran Bretaña, en Bélgica, en Alemania, en los Países Bajos, en Suecia... ni los perros ladran por las noches más, en todo caso, de un par de ladridos de reafirmación de su personalidad. Pero el guau, guau, guau, guau, guau... constante a lo largo de horas, nocturnas o diurnas, lo mismo da, ni siquiera se concibe. Aquí cualquiera puede tener media docena de chuchos, sin documentar y sin chip y sin vacunas, sin bozal, sin educar y sin limpiar, que molestan a la vecindad y constituyen un peligro sanitario, y los ayuntamientos se declaran autistas. Desatienden su obligación principal. ¿Y cuál es nuestra obligación principal?, llegan a preguntarse algunos alcaldes y concejales. Pues desarrollar y hacer respetar los derechos elementales, de sentido común, de los vecinos. Y uno de ellos es el derecho al descanso.
Es muy cómodo para los políticos hacer lo más fácil. En vez de crear zonas adecuadas para los actos masivos que demande la tradición o personalidad del lugar, Carnavales, conciertos de rock o pop, etcétera, eligen la calle o las plazas públicas, enclavadas en áreas netamente residenciales. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria podría haber tenido ya desde hace años un magnífico recinto para este tipo de acontecimientos, la Ciudad de la Música, en el Rincón, al lado del Auditorio, de Las Arenas, con estupendas comunicaciones y en un enclave aislado de los edificios de viviendas. Los decibelios solo molestarían a las pardelas que revolotean por la noche de regreso a sus nidos o a sus apartamentos, como se llame según los ecologistas, que uno no puede meterse en eso porque sale desplumado. Para respetar los derechos de las pardelas hubo que modificar el sistema lumínico del puente. Pero el respeto de los derechos de los ciudadanos ocasiona discusiones estúpidas.
Los ciudadanos de Santa Cruz de Tenerife tienen derecho a divertirse, a disfrazarse, cómo no, y a quedarse sordos si voluntariamente así lo deciden. La sordera por propia decisión es un derecho, siempre y cuando no incremente el gasto del Servicio Canario de Salud, que pagamos todos. Pero los ciudadanos de Santa Cruz también tienen derecho a dormir o a sestear; ni los niños, ni los ancianos, ni los trabajadores, ni los enfermos pueden verse machacados por el jolgorio de otros.
¿La solución? Muy sencilla: responsabilidad, inteligencia y encontrar una alternativa. Elemental, queridos Zerolo y Luzardo, y otros, políticos o relumbrones de todos los colores y periodistas machangos y murgas con diarrea crónica.