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Nadir

Diario de Rajoy

"Dentro de la tónica general y de acorralamiento a que nos somete un gobierno que cede al chantaje de los terroristas, no hay día que el juicio del 11-M no nos provoque un sobresalto. En Génova nos turnamos para seguirlo por televisión y radio en un ejercicio simultáneo que les aconsejo encarecidamente que hagan. No es recomendable, en forma alguna, ver el juicio sin los comentarios de algún medio que nos vaya aclarando lo que está pasando en la sala. Sería un ejercicio igual de peligroso que prescindir del piloto en un avión, o del cirujano en el quirófano. Nosotros elegimos, de forma absolutamente aleatoria, la Cadena COPE.

Esto viene a cuento porque estas semanas en el Partido hemos venido observando con preocupación, como la percepción de un profano puede distorsionar la realidad hasta hacerla irreconocible. Ante este hecho y puesto en contacto con la FAES, me propuse realizar un ejercicio científico que demostrara lo arriesgado de esta actividad, llamada libre albedrío. Por unos pequeños problemas puntuales de tesorería (que parece está arreglando José Mari a todo gas), finalmente no he podido contar con el apoyo de la Fundación, así que me he tenido que limitar a un experimento casero, pero no por ello carente de valor.

Escogí para ello a una persona alejada por completo de la política nacional, un alma pura cuyo corazón no se hubiera visto contaminado por todo lo sucedido en este país desde el fatídico 14 de marzo de 2004. Lleva en España escasos meses y gracias a su titulación en ingeniería superior ha podido conseguir un buen trabajo como limpiadora de hogar en nuestra humilde morada. La vamos a llamar a partir de ahora Elena, para salvaguardar su verdadero nombre, que es en realidad Eugenia.

Para no dilatar mucho el resumen de las conclusiones del ejercicio, me voy a limitar a transcribir el resultado de una parte del mismo, el que hace referencia a las declaraciones e interpretaciones de los policías Pedro Díaz Pintado, número dos de la policía en aquella época, y Jesús de la Morena, Comisario de Información. Puesta frente a la pantalla, Elena escuchó con atención la declaración de los dos policías. Ambos dijeron en el juicio que el 11 M a las seis de la tarde, le comunicaron al Ministro del Interior, Ángel Acebes, que el explosivo no era Titadyne, y que por lo tanto descartaban casi por completo que ETA estuviera tras el atentado.

Escuchadas estas declaraciones, Elena me preguntó qué había dicho el ministro tras esa reunión, yo le dije que Ángel había realizado una rueda de prensa dos horas después y que en ella había dicho, por supuesto, que ETA era la principal sospechosa. Ella, inexplicablemente, me preguntó que porque había mentido el ministro. Por un momento tuve la sensación de que algo se me escapaba, quizá Elena no había escuchado bien las declaraciones de los policías, así que se las volví a pasar una segunda vez. No fue capaz de llegar a una conclusión diferente que la primera vez.

Había llegado el momento de someterla a la interpretación de lo escuchado. Cogí una cinta del día siguiente al juicio, del programa de Federico y Pedro J. y se la hice escuchar. Con absoluta claridad los dos maestros de periodistas desgranaban las palabras de los policías, buscando lo que en realidad querían decir. Ella al principio puso cara de asombro. Me pidió volver a escucharla, una segunda e incluso una tercera vez. Tras el ejercicio la pregunta del principio, unos segundos de silencio y su respuesta de nuevo en forma de pregunta: “¿Y porqué mintió el ministro?”.

Del experimento surgen dos claras conclusiones, la primera que es preferible ver el juicio por televisión sin sonido, mientras se escucha la COPE, se ahorra uno muchos dolores de cabeza; y la segunda: nunca más contratar asistentas del hogar con titulación universitaria, no entienden nada."

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