CSI Colocón
Mira qué gracioso. A los diputados italianos les tendieron una trampa para someterlos a una prueba no autorizada de drogas. Cierto programa satírico de morirse de la risa los citó para unas entrevistas ficticias de televisión. Las maquilladoras les retiraron el sudor a sus señorías con unas toallitas. A partir de ese simple sudor, en plan CSI, llegaron a la conclusión de que un tercio de los diputados se droga. Una obviedad.
Lo importante de la noticia no es el colocón parlamentario, por la sencilla razón de que esta estupidez de sociedad tolera un diputado borracho que disimule bien su peda pero no soporta a un diputado que se meta una raya para aguantar en un día malo o que se fume un porro para rematar otro día malo. Si hay alguien que tiene todos los parabienes ganados para drogarse, ése es el político. Primero para soportarse, que ya es, y segundo para soportanos, que la prensa también tiene lo suyo, apellidos aparte.
Lo interesante de la noticia es como el falso robo del escaño de Zapatero: la manera en que la clase no política emplea lo mismo que luego critica. Criticamos el engaño, el montaje y la trapacería, pero la aplicamos sin pestañear siempre que el resultado nos beneficie.
Los del programa satírico, qué risa, no dudaron en engañar a los mismos diputados. Los del vídeo del escaño, qué cosa, no dudaron en manipular el montaje para engañar a quienes lo vieran. Los bomberos de Tenerife hace meses pidieron que se cumplieran acuerdos asaltando una institución democrática. Mal ejemplo ahora que los bomberos están a punto de caer más pesados que los basureros de La Laguna, pero ése es el desgaste que sufren los huelguistas, y los políticos.
Mira lo fácil que es pedir ética y luego no dar ni la estética. Mira quién baila.
El tramo final de ésta columna es para un gesto de coherencia y valentía de los que se recuerdan. A la compañera del diario La Opinión Belén Molina le entregaron el martes un premio periodístico por una impecable colección de artículos que contaba otra obviedad: que los inmigrantes son como tú y como yo, pero más fastidiados si cabe. Belén tuvo las narices de decir, en su discurso, ante el Rivero y la Julios, que el lenguaje del victimismo no conduce a nada, que pedir la Armada no tenía ningún sentido y que por mucho que blindemos, el ser humano seguirá saltando vallas. ¿Tú no lo harías por los tuyos? Pues eso. Eso si es ganar al sprint y no lo de Frenando Alotonto. Viva Belén.
Lo importante de la noticia no es el colocón parlamentario, por la sencilla razón de que esta estupidez de sociedad tolera un diputado borracho que disimule bien su peda pero no soporta a un diputado que se meta una raya para aguantar en un día malo o que se fume un porro para rematar otro día malo. Si hay alguien que tiene todos los parabienes ganados para drogarse, ése es el político. Primero para soportarse, que ya es, y segundo para soportanos, que la prensa también tiene lo suyo, apellidos aparte.
Lo interesante de la noticia es como el falso robo del escaño de Zapatero: la manera en que la clase no política emplea lo mismo que luego critica. Criticamos el engaño, el montaje y la trapacería, pero la aplicamos sin pestañear siempre que el resultado nos beneficie.
Los del programa satírico, qué risa, no dudaron en engañar a los mismos diputados. Los del vídeo del escaño, qué cosa, no dudaron en manipular el montaje para engañar a quienes lo vieran. Los bomberos de Tenerife hace meses pidieron que se cumplieran acuerdos asaltando una institución democrática. Mal ejemplo ahora que los bomberos están a punto de caer más pesados que los basureros de La Laguna, pero ése es el desgaste que sufren los huelguistas, y los políticos.
Mira lo fácil que es pedir ética y luego no dar ni la estética. Mira quién baila.
El tramo final de ésta columna es para un gesto de coherencia y valentía de los que se recuerdan. A la compañera del diario La Opinión Belén Molina le entregaron el martes un premio periodístico por una impecable colección de artículos que contaba otra obviedad: que los inmigrantes son como tú y como yo, pero más fastidiados si cabe. Belén tuvo las narices de decir, en su discurso, ante el Rivero y la Julios, que el lenguaje del victimismo no conduce a nada, que pedir la Armada no tenía ningún sentido y que por mucho que blindemos, el ser humano seguirá saltando vallas. ¿Tú no lo harías por los tuyos? Pues eso. Eso si es ganar al sprint y no lo de Frenando Alotonto. Viva Belén.
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