Blogia
Nadir

La derecha necesita a ETA

El 3 de noviembre de 1998 el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, anunció formalmente que había autorizado “contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación”, para conseguir que la banda terrorista ETA abandonara las armas. En septiembre, ETA habían proclamado una tregua indefinida. En los tres años anteriores a esa tregua, ETA había matado a 33 personas.
Cuando Aznar impulsa tales “contactos” ni ETA se había desarmado ni había renunciado explícitamente a la denominada lucha armada. El entorno del MVL, que es sinónimo con barniz épico de ETA, ya era en aquella época Batasuna. Esta organización política no estaba aún ilegalizada pero los componentes de su mesa nacional se hallaban encarcelados. A pesar de ello, se celebró una reunión secreta, cerca de Burgos, con la presencia de representantes del Gobierno y de cualificados miembros de Batasuna. Entre los cuales figuraba Arnaldo Otegi. Ayer Otegi lo recordó públicamente. Aznar había declarado por esas fechas: “Si los terroristas dejan las armas, sabré ser generoso”.
Ocho años después, Mariano Rajoy, líder actual del PP, ha “roto toda relación con el Gobierno” por la “ignominia” que supone para él que dirigentes del PSE y de Batasuna se reúnan a la luz del día. Hace tres años que ETA no ha asesinado a nadie. La kale borroka ha desaparecido por ahora de Euskadi tras el alto el fuego permanente de finales de marzo. No hay indicios de que hayan continuado las extorsiones epistolares a los empresarios vascos y navarros. Las verificaciones por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado confirman que la inactividad de ETA en términos de violencia es, a día de hoy, absoluta y que sus arsenales de armas y explosivos se encuentran bajo control de las autoridades españolas y francesas.
La situación general sobre el fin de la violencia es, por consiguiente, sensiblemente mejor en la actualidad que en el período 1998-99. Las expectativas de alcanzar la paz –aun con todas las cautelas- son objetivamente más favorables. Durante la tregua de Aznar, la kale borroka funcionaba sin apenas pausa, mientras que el denominado impuesto revolucionario no fue abolido siquiera temporalmente. Algunos movimientos, gestos e insinuaciones de Batasuna permiten suponer que hará cuanto pueda para volver a la legalidad. Entre otras razones, este partido no puede permitirse quedar de nuevo en fuera de juego con los comicios municipales a menos de un año vista.
Pero ayer la derecha española volvió a subirse al monte –con traca final incluida fingiendo un desalojo del público que hacía de hooligan de Rajoy- y recuperó plenamente su rostro más hosco. O más siniestro. Los duros del PP –si es que quedan aún blandos con agallas- han seguido las pautas que cada día les dicta desde los micrófonos católicos Federico Jiménez Losantos. Al fin, Rajoy le ha hecho también caso. Han triunfado en la práctica, y de modo definitivo, al menos hasta el final de esta legislatura, Aznar, Acebes, Zaplana y Aguirre. Rajoy se ha sumado al cortejo de los comparsas. Le dejan todavía que dé la cara, pero se ha transformado en un muñeco de guiñol.
Todos los grupos de la Cámara, cada cual con su acento y sus lógicas reticencias, han coincidido en respaldar al Gobierno y, en concreto, a Rodríguez Zapatero. Todos, salvo el PP. Ha durado menos su tregua al Gobierno que la de ETA cuando gobernaba Aznar. Se aferran a cualquier excusa –excusas de mal pagador- para boicotear el proceso de paz. Estaba cantado que pasaría. Es una mala noticia porque la unidad de todos los partidos es muy conveniente, si de verdad se quiere que la política democrática sustituya en Euskadi a la política de la fuerza, de la amenaza y de la sangre. No cabe más que una explicación plausible. El PP necesita a ETA. Sin ETA su discurso se diluye. ¿Que hay muertos? Una desgracia, pero también es una desgracia que mucha gente muera en las carreteras. Otra cosa sería, claro, que ETA firmara la paz con un Gobierno del PP. Habría sido estupendo para ellos que lo hubiera logrado Aznar.

0 comentarios