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Nadir

Cuento policial canario

De nuevo suena el clarín del orden y la justicia: una nota de prensa de la Comisaría Provincial de la Policía Nacional (dos folios nada menos) informa que un joven de 24 años fue detenido en el sur de Tenerife y trasladado a las dependencias policiales, donde se le encontró "un trozo de hachís" (sic). La nota, en realidad, es un microrrelato, nuevo género narrativo cada vez más extendido en las literaturas europeas y americanas, pero que uno ignoraba que se practicase con tanta pasión estilística en las comisarías tinerfeñas. "Los componentes de una dotación policial", narra la nota emocio- nantemente, "observan al ahora detenido en el momento de realizar una venta de varios envoltorios con otro individuo". Como se puede apreciar, y confirmando el aserto popular, la Policía no es tonta, y no se le escapa nada. Obsérvese la precisión semántica de la expresión "envoltorios" aunque, ¿qué ha ocurrido con el otro individuo que practicaba la venta con el primero? No se dice nada al respecto en el resto de la nota, lo que, evidentemente, está dirigido a potenciar el misterio poético del relato, "Al identificarse los policías (los muy astutos iban de paisano) sorpresivamente el ahora detenido comenzó a golpear a éstos (sic) con puñetazos y patadas que alcanzaron a dos de ellos (¿pero cuántos eran los que decomisaron finalmente un trozo de hachís?), siendo auxiliados ante el gran alboroto que se produjo... por otras dotaciones que consiguen finalmente proceder a su detención". En los párrafos finales, y tal vez a manera de moraleja, se nos precisa que fueron instruidas dos actas, "una por tenencia de sustancias estupefacientes en vía pública y otra por infracción de la ley de protección a la seguridad ciudadana a una hermana del detenido" (¿De dónde ha salido? ¿La llevaba en uno de los envoltorios?).
En el curso El mercado del crimen, que se celebra en la Universidad de Verano de El Escorial, uno de los ponentes, el comisario Juan Antonio González, informó de que el narcotráfico representó en el año 2003 el 28.93% del negocio de las bandas organizadas en España, mientras que solo se dedica el 2% de las plantillas y el 1,4% del presupuesto global de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado a combatirlas. Eso sí: podemos dormir tranquilos porque la Policía Nacional encuentra un trozo de hachís por aquí, un gramito de farlopa por allá, cuatro pastillas en una discoteca en la que entra en tromba, pegando bramidos y exigiendo histéricamente que todos levanten las manos. Es una farsa estúpida que no ataca el narcotráfico y se ceba en camellitos insignificantes en numeritos como el descrito en la nota policial de marras. Una nota que no olvidaba agregar que el sujeto detenido lo había sido antes en quince ocasiones. Ya estará en la calle otra vez. Da lo mismo: eso no se recoge en las estadísticas policiales.

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