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Nadir

Enfermeras elevadas

Los butaneros podrían también quejarse por el carácter erótico-festivo que se le adjudica a tan puñetero trabajo. Y es que resulta que un colectivo de enfermeras elevó su queja (¿por qué será que las quejas siempre se "elevan"?) por el uso que hizo de la imagen de esta profesión una empresa como Corporación Dermoestética, obsesionada curiosamente con la buena imagen. La Corporación empleó a una treintena de modelos disfrazadas de enfermeras para ambientar su salida a la bolsa el pasado jueves. Las modelos se pasearon o contonearon con el modelito -de lo más recatado que se ha visto, ni siquiera llevaban los preceptivos ligueros blancos- por el parqué de Madrid. Las enfermeras de verdad dicen que están un poco hartas del uso "provocador y sexista" de su imagen.
Contemplando a las enfermeras de verdad, más por la manera en que las visten con prendas que han dejado de ser incitantes que por sus pretendidas curvas, que las deben tener, cabría preguntarse si en lugar de una queja las enfermeras no deberían "elevar" una alegría, por sacar erotismo donde los pacientes sólo contemplan sanación. Las enfermeras del colectivo también podrían ponerse más serias y denunciar a la industria del porno, el mundo del estriptís, los centros de despedidas de solteros y, por último, a todos los carnavaleros que emplean su imagen en vano y con fines vigorizantes y serxualerrrrs.
La lista de colectivos afectados por la sexualización de su trabajo podría extenderse hacia los fontaneros, los mencionados repartidores de butano, los mecánicos, las azafatas/os de vuelo (las de tierra que se chinchen) y las profesoras tipo institutriz. Incluso, en una pirueta moral, hasta los propios actores/as porno podrían quejarse por la imagen que se trasmite de su profesión, que a buen seguro debe ser durísima y el común de los mortales se la toma a risa.
Lo importante de todo es que, a pesar de la queja del colectivo de enfermeras sin enfermos que atender (si estuvieran atentas a su trabajo, ¿tendrían tanto tiempo para "elevar" quejas?, y otra acotación, ¿qué dice el colectivo de enfermeros de todo esto, no "eleva" una denuncia por discriminación?), Corporación Dermoestética subió casi un veinte por ciento en su primer día de bolsa. O sea, que en la era de la artificiosidad (la mujer más guapa es la que más silicona usa), la cirugía terminó por ser un grandísimo negocio.
A lo mejor deberíamos quejarnos porque el ser más guapo de mentira sea tan caro para que los de siempre se hagan más ricos.

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