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Nadir

Un euro ahi, don...

Un euro para Espe ahí. La situación es preocupante porque la presidenta de la Comunidad de Madrid dice que no llega a fin de mes. Cuidado con las coñas. Cierto que su sueldo supera los cien mil euros anuales (sin pagas extras, como confiesa, se queda en más de ocho mil euros al mes, cifra que me da hasta cosita pasar a las veneradas pesetas), pero el problema de los sueldos es que uno termina adaptando su nivel de vida a lo que gana. Es una tontería pretender que Esperanza Aguirre, con sus ocho mil euros al mes sin pagas extras, tenga el mismo ritmo de vida y de consumo que un mileurista con 2 pagas.
A pesar de que le organizaron una colecta en su beneficio denominada 1 euro para la Espe, la misma divina Espe se apresuró a desmentir la afirmación. La frase en cuestión está en la biografía de la Aguirre. La autora del tocho que se venderá muy bien en El Corte Inglés, como el libro de Federico, es la periodista Virginia Drake, que tiene nombre de actriz porno. La periodista comentó que la frase sí que la dijo Esperanza solo que, como siempre, la sacaron de contexto. Cada polémica en España sobre unas declaraciones es una rajada de contexto. Claro que con esa imposición te ves obligado a citar el libro entero o al menos el capítulo completito.
Al final resulta que Esperanza sí que dijo: "No tener pagas extras me tiene mártir". Más que no llegar a fin de mes, choca que emplee una expresión tan carpetovetónica como "me tiene mártir". Eso se usa tan poco que solo podría provenir de una señora tan de calle Serrano de Madrid como Esperanza Aguirre.
La suerte de su declaración es que recuperamos a aquella Espe que se pensó que Saramago era una buenísima escritora portuguesa de nombre Sara y de apellido Mago. Aquella Espe ministra de Cultura, de los grandes tiempos del PP, cuando el partido daba mucha risa y el ministro de Sanidad recomendaba a todo el mundo beber agua como método preventivo de enfermedades.
Con el tiempo, Santa Esperanza, que no andará bien de literatura, pero de vuelo político camina sobrada, se convirtió no se sabe cómo en una de las grandes esperanzas del PP, valga el chiste malo y las tilas para superar la depresión ante esa alucinada visión.
Es otra demostración más de que la cultura no nos sirve para nada. Los continuos ejemplos de empresarios, políticos y concejales de Seguridad demuestran que para esas lides hacen falta otras habilidades, que la cultura es casi un estorbo. El problema es que por esa falta luego se te va la boca, como a la Espe, y venga otra vez a reírnos todos con cara de tristes.

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