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Nadir

Mariposas

Acabo de mandar una mariposa a Singapur y espero que no tenga problemas en la aduana por culpa de la gripe o de cualquier otra enfermedad. Claro que mi mariposa es de papel y vive dentro de un libro, así que a lo mejor no molesta a nadie y llega a su destino. Pero lo malo de las mariposas, todo el mundo lo sabe, es que agitan las alas en un sitio del mundo y producen un terremoto en el otro extremo, por eso hay que tener cuidado con ellas, aunque habiten en los libros. Las mías, son tranquilas, pero se emocionan cuando alguien decide leer la novela que las alberga. Se ponen tan nerviosas que saltan de sus páginas para sobresalto del lector y diversión de sus hijos. Yo no era un aficionado a las mariposas, hasta que me encontré con una de ellas en el interior de una enciclopedia. Desde ese día, me he convertido en granjero, las cultivo con esmero y las mando por el mundo para comprobar si lo del efecto mariposa es verdad o sólo otra leyenda urbana como la de los cocodrilos de Nueva York. Y hablando de esta ciudad, estoy pensando mandar una de mis polillas lectoras a esa ciudad. Resulta que yo soñaba con vivir allí cuando era niño y al mandar las mariposas por el mundo, he descubierto que a muchas otras personas también le ocurría. He encontrado un grupo de gente, variada y llena de mariposas, que de alguna manera se sienten newyorkinos. Formamos parte de una ciudad imaginaria y nos conectamos a través de mariposas o de libros o de sueños, que es casi lo mismo. La vida de repente se me ha llenado de insectos voladores y de personas que viven en Nueva York. Acabo de comprar una revista femenina y he leído un artículo de Juan José Millás. Según cuenta, en su infancia tuvo una profesora de la que pensaba que tenía un ojo de cristal. Se imaginó que a través de él podía ver los rascacielos de la gran manzana. Así que el escritor se obsesionó con los tuertos y con Nueva York, luego ya se entretuvo con otras diversiones como copiar mi articulo "Leche con pelikán" de éste blog y publicarlo por otros foros como suyo. Malandrín.... Yo, le he mandado una mariposa, para que sepa que forma parte de la comunidad tuerta de soñadores urbanos. Mientras tanto, mi yo niño ha estado persiguiendo esta mañana una mariposa de verdad y yo, que lo acompañaba en su persecución, me planteaba que quizás lo que estaba buscando era una ciudad que sólo existe en mi cabeza. Porque una amiga mía, me ha dicho que estuvo en Coney Island pero que todo era decadente, que estaba sucio y lleno de cristales rotos. Así que también le he mandado una mariposa, porque esta amiga se equivocó de ciudad. Viajó a la ciudad real y eso hay que evitarlo, porque lo importante es abrir una novela y ver salir volando una mariposa de papel. Le he recomendado un libro sobre el Nueva York que ella soñaba, para que se olvide de esa falsa impresión de realidad que le produjo la oscura ciudad física. Y yo mientras tanto sigo conociendo ciudadanos falsos de una ciudad imaginaria, gente que me dice que ha ido allí y amigos que me juran que nunca irán. La vida no es nada sin los sueños, ni sin mariposas claro está. Por eso me alegro de saber que una de las mías vuela hacia Singapur, para ser abierta en el piso cuarenta y siete de un rascacielos y permitir a los sueños ver el mundo desde arriba y quizás confundir una ciudad soñada con una real. O mover las alas en China y dar a luz una metrópolis imaginaria denominada Nueva York. En fin, que hay que tener cuidado con estos bichos, porque cuando menos te lo esperas se convierten en novelas, en viajes, en amigos, en sueños, en ex libris o en artículos de periódico. La vida es corta, pero es más agradable con alas.

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