El PP y la paz en Euskadi
Cada anuncio, noticia o rumor que llega sobre el acercamiento al proceso de paz en el País Vasco produce tal incomodidad en la dirección del PP que se disparan en las diatribas más obscenas sobre la honorabilidad del Gobierno de España
Nunca antes como ahora se habían agitado los sufrimientos de las familias de las víctimas de ETA para arrojarlos, de la forma más torticera, encima de la confrontación política. Se acusa a un gobierno constitucional de “pagar un precio político anticipado a ETA”, de estar “excarcelando asesinos” –con los que no se puede hacer otra cosa que aplicar la ley-, de cesar a un fiscal desobediente e inútil para “facilitar la negociación con ETA”… Todo este despliegue de deslealtad con la constitución y la ley se hace sin aportar un solo dato, en la misma línea en la que Ángel Acebes sigue mintiendo sobre la autoría del 11-M, en una demostración clara de que cuando un dirigente político pierde la vergüenza es incapaz de recuperarla.
La pregunta que todavía no tiene respuesta es: ¿a donde conduce todo este despliegue de irresponsabilidad ejercida por el Partido Popular? Una apuesta tan contundente, tan fuera de los hábitos democráticos, tan separada y ajena del sistema parlamentario y constitucional, solo puede tener el vector de la desesperación de quien no se acomoda a haber perdido el poder y está enloquecido por recuperarlo a cualquier precio. Desde esas coordenadas, lo que nos espera es dramático. Si se confirman todas las informaciones de que ETA está próxima a hacer público un abandono de las armas, el PP solo tiene dos caminos: o sumarse a la iniciativa de paz y colaborar lealmente con el Gobierno, que tiene la responsabilidad intransferible de conducir el proceso antiterrorista, o tratar de boicotear las expectativas de paz para procurar su fracaso.
Al punto en el que han llegado las cosas, es difícil pensar que dirigentes políticos como Mariano Rajoy y Ángel Acebes pudieran tener la hombría de bien de sumarse a un camino abierto para conseguir la paz, que ansían todos los españoles. Lo más probable es que nos espere una historia de confrontación en la que todo, lo verdadero y lo falso, se empleará a fondo para criminalizar las iniciativas de todos los partidos del arco parlamentario y denunciar sistemáticamente cada avance hacia la paz como una claudicación del Estado. Cuando se inicia un camino sin salida, lo más normal es que se siga hasta encontrar el precipicio. Y los líderes del PP no están dispuestos a pensar en lo que le interesa a esta España con la que se llenan la boca para enunciar su supuesto patriotismo.
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