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Nadir

Eolo y la guadaña del viento

Un ventarrón imparable sacudió ayer Las Palmas, dejando a la entera ciudad conmocionada. Hartos de escuchar a los políticos culparse unos a otros de que el sol salga o se ponga, hartos de mangoneos parlamentarios en el mismo límite de la desvergüenza y hartos de veladas amenazas y cínicos soliloquios con el único fin de tapar el trasero propio o dejar el culo ajeno al descubierto, la ciudadanía quedó ayer definitivamente pasmada ante una imparable ración de hechos.
La contundente e inesperada actuación de la Policía, deteniendo a los siete primeros implicados en la trama eólica de la Consejería de Industria ha dejado a todo el mundo con la boca abierta... "¿Es que iba en serio?", se pregunta José Manuel Soria. Pues sí, esta vez iba absolutamente en serio, estimado señorito: la relación de apresados como consecuencia de las investigaciones sobre la trama, incluye a dos de los personajes denunciados por Alberto Andrés Santana Ramírez, que fue quien destapó todo el affaire en los medios de comunicación y lo llevó hasta los tribunales de Justicia.
Al margen de que uno aspira a no desear mal alguno a nadie, produce cierto consuelo saber que vivimos en una sociedad en la que los márgenes para la impunidad son estrechos y casi siempre fruto más del compromiso que de la imposición. Si alguien se pasa tanto que al pasarse joroba a los demás y además deja huellas, es muy probable que acabe dando con sus huesos en la cárcel. Eso es lo que podría ocurrir con algunos de los detenidos de esta operación Eolo, y -a medida que la investigación avance- quizá también con alguno de esos personajes muy influyentes y relacionados que movieron sus hilos e influencias con la intención de beneficiar a otros en el concurso público para la explotación de energía eólica en Canarias (como a su propio hermano, sin ir más lejos). Son personajes de los que habla todo el mundo, pero aún permanecen velados por el silencio de los ahora investigados. Veremos lo que dura eso... La experiencia en casos similares nos recuerda que la complicidad no suele ser eterna.
Mientras llegan las primeras actuaciones judiciales, las detenciones salpican al departamento de Industria del Gobierno de Canarias, al Cabildo grancanario y a la Caja Insular, además de a unos cuantos empresarios. Quedan fuera, al menos de momento, dos de los acusados por Santana: el anterior consejero de Industria, Luis Soria, y el presidente de la Cámara de Comercio, José Miguel Suárez Gil. Pero a nadie se le oculta que desde ayer hay un antes y un después en las Islas. Es la primera vez desde el inicio de la Autonomía que un escándalo de esta envergadura toca tan a fondo a las principales instituciones políticas, financieras y empresariales. Es aún pronto para hacer un pronóstico de lo que puede ocurrir, pero -incluso para quienes se empeñan en cerrar los ojos y señalar para otro lado- queda ya la certeza de que quien sembró vientos para recoger dineros, puede acabar recogiendo tempestades.

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