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Nadir

Textículos

Seamos razonables. No me refiero únicamente a no imitar a la pandilla de descerebrados que en la noche del miércoles agitaron cacerolas y soplaron pitos (atormentando a vecinos ya suficientemente agotados y molestos con los cortes eléctricos), marcharon llevando su jacarandosa bulla por varias calles de La Laguna, se acercaron hasta la casa del presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, tiraron varias piedras y alguna botella y luego regresaron felizmente al cuadrilátero para empeduzarse en los dos o tres bares abiertos en la zona. Lo único que nos faltaba es que comenzasen a proliferar, en los próximos días o noches, cuadrillas de tarugos para los que la revolución comienza con la ausencia de luz eléctrica y termina con media docena de cubatas en Heraclio Sánchez. Durante años contemplé el mismo recorrido heroico con los resultados que están a la vista. En fin, seamos razonables, comprendamos la complejidad técnica de una situación de emergencia como la presente, no nos precipitemos sin disponer de todos los datos y consideraciones y analizarlos concienzudamente. ¿Está claro? Bien, seamos razonables: estoy hasta los mismísimos textículos.
A medida que transcurren las horas, horas a oscuras, horas en las que no te puedes dar una ducha, horas en las que no puedes llevar a tus hijos al colegio, horas en las que se te pudre la mitad de la mercancía en el congelador, horas en las que tiras la comida que se ha podrido en la nevera, horas en las que no has podido lavarte la ropa y por toda reserva te quedan dos calzoncillos o tres bragas, horas en las que no puedes tomarte una agüita de toronjil, horas en las que te quedas atrapado como un imbécil en el ascensor, horas que pierdes localizando un aparcamiento en la calle porque no puedes dejar el coche en el tuyo, pues se te va acabando la muy cívica paciencia. Porque son las mismas horas en las que Endesa dice que volverá la electricidad en pocas horas, que mañana por la mañana el suministro será repuesto al 80 por ciento de los tinerfeños, no, mañana por la tarde, tendrá que ser pasado mañana, y el agua en La Laguna estará dentro de tres minutos, es decir, dentro de tres días, y cae de nuevo la oscuridad, una oscuridad veteada por el ulular de sirenas de policías y ambulancias, y Endesa no convoca una miserable rueda de prensa, y rugen los alcaldes, y José Segura afirma que su casa la ilumina su señora, ni un comunicado de Endesa, ni una explicación de Endesa, ni una miserable disculpa de Endesa y se acaba de ir la luz otra vez.

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