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Nadir

Marque el uno

Como muchos de ustedes, el que suscribe tiene ahora mismo dos compañías de teléfono. La oficial, Telefónica, a la que pago la línea; y otra que me gestiona las llamadas con un ahorro considerable para mi maltrecha economía. Los de Telefónica, sin embargo, en cuanto se dan cuenta de que les estás poniendo los cuernos, te llaman desesperadamente, intentan seducirte prometiéndote descuentos sustanciosos y, si no les haces caso, emplean métodos más drásticos como realizar cortes selectivos en la línea mientras tú andas dándole a la lengua con una amiga criticando a una tercera. Hasta que consiguen cabrearte y llamas al teléfono de atención al cliente para pedirle explicaciones.
Según termina de marcar el número empieza usted un vía crucis. Musiquita institucional de fondo y un call center que viene a ser algo así como una grabación que permite que usted gaste una pasta mientras la operadora se termina de retocar la laca de las uñas. Así que suena la musiquita y le dan las siguientes instrucciones: si es usted cliente, pulse 1; si no lo es, pulse 2; si es empresa, pulse 1, si es particular, pulse 2; si quiere información, pulse almohadilla y espere sentado.
En venganza, ordené al banco que no pagara una de las facturas y dio resultado. Estaba de compras con mi vieja cuando me llamaron. ¿Don Nadir?, le llamo de Telefónica... No la dejé seguir, sino que le solté de inmediato: Si es rubia, pulse 1, si es morena, pulse 2; si lleva pantalón, pulse 1, si lleva falda, pulse 2. En cuanto empezó a protestar la interrumpí diciéndole en estos momentos mis operadoras están ocupadas, no cuelgue y a continuación tarareé el pasodoble Islas Canarias. Y no pude continuar porque mi madre, alarmada por mis tonterías, llamó en esos momentos a un municipal y me fastidió la fiesta. Pero costar, les costó la llamada.

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