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Nadir

El honor militar de Luis Alejandre

Con las mentiras sobre el escándalo del Yak-42 ya descubiertas, las familias que no han podido enterrar a sus muertos recuerdan cómo Luis Alejandre, destituido jefe del Ejército de Tierra, les dijo en medio de la catástrofe: "Nosotros no organizamos viajes de novios a Cancún". No sé si Alejandre, tan gracioso, era el mayor responsable de aquel intolerable comportamiento, pero parecía participar sin disgusto en el desastre. De modo que lo que no se entiende ahora es que el nuevo ministro de Defensa diga que su destitución no tiene que ver con aquellas tropelías. Y después de oír a Alejandre citar a Séneca y a Kipling, para declararse víctima de deslealtades, celos, venganzas y mentiras, menos. Tan acostumbrado a oír a la gente del Ejército apelar al honor como principal divisa no creía uno que en tan honorables cuerpos hicieran estragos la envidia y los ajustes de cuentas. Me considero con derecho a saber qué mafias anidan en esos regimientos y qué rencores puede haber detrás de las banderas. De que hay mentiras interesadas en los uniformados, por obediencia debida o sin obediencia, no hace falta que Alejandre nos lo jure: lo sabemos bien, y lo saben, sobre todo, los familiares de las víctimas del Yak-42. Pero, por si también hemos sido atropellados por alguna "manipulación informativa", como él ha denunciado, convendría que concretara dónde se prueba el engaño. Por lo demás, le deseamos que haga tanto caso de Kipling en la recomendación que él citaba -"si te acosa el engaño y en ti no deja huella, si eres blanco del odio y al odio no das paso"- como seguramente habrán hecho ya los familiares de las muertos sin tumba. Y en cuanto a su cita de Séneca -"no hay viento favorable para quién no sabe adónde va"- que aclare si se la aplica a sí mismo o a cuál de sus jefes. No somos los demás, al fin y al cabo, psiquiatras de militares en estado de ruina.

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