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Nadir

Madrid Zona Cero

Pensaba yo el domingo (Tamayo aparecía en televisión depositando su voto, entre el abucheo de un grupo de madrileños indignados) en qué tipo de gente podía haber votado a este individuo.
Votó Tamayo a una hora tan tardía que por poco no llega a tiempo de votarse a sí mismo. Pero no estoy seguro de que se votara: Tamayo no votó a Tamayo, creo que votó a Esperanza Aguirre. Que quisiera engañar a los otros no supone que intentara engañarse a sí mismo.
Y ha sido la propia presidenta electa la que ha venido a alimentar ahora mi sospecha.
A la pregunta de un periodista sobre la opinión que le merece que 6.200 ciudadanos dieran su voto al partido del traidor, contesta: “Que si Tamayo hubiera obtenido suficientes votos habría obtenido representación parlamentaria”. Ante tamaña obviedad por evasiva, el periodista insiste: ¿Comprende que haya ciudadanos que han votado a Tamayo? Y vaya si lo comprende. Después de insistir en lo mismo, responde en serio que de haber obtenido representación “sería una opción socialdemócrata en contraste con el ala más radical del partido socialista”.
Así que si Aguirre y Tamayo coinciden en el falseamiento ideológico podrían coincidir en el voto. Ese engaño reporta a ambos el mismo beneficio. Si ella tiene por socialdemocracia un vertedero y por radicalidad lo mismo que Tamayo, queda claro su argumento. Además, en el contraste que aprecia entre la izquierda más verosímil y la del negociante, a favor de la del negociante, radican ciertos intereses que afectan a Tamayo y tal vez a ella misma. Y cuando añade que le parecen muy pocos los votos que ha conseguido el tránsfuga, mientras vemos con horror que 6.200 personas son capaces de eso, se evidencia lo agradecida que está a Tamayo. Al fin y al cabo, gracias a él ha tenido una segunda oportunidad y será ahora presidenta.

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