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Nadir

XXL

Una hamburguesa tipo Big King XXL es un disparate que ningún ser humano con buen estómago podría acabarse de una vez. Por experiencia les escribo que con una XXL, cualquiera estaría almorzado, merendado, cenado y si me apuran incluso desayunado. La XXL es el polvazo del siglo en lo que a saciar el hambre se refiere.
En cadenas como Burger King saben que el ser humano aún es un depredador que recorre las estepas sin saber cuándo caerá la próxima comida, por eso ofertan los disparates XXL. Está en el hipotálamo, tenemos grabada en el cerebelo la memoria colectiva de siglos de hambre. La humanidad está tan poco acostumbrada al exceso que incluso a estas alturas hay personas en este mundo globalizado que pasan hambre. Comparar la Big King XXL con los padecimientos en lugares como Sudán es una tontería tan demagógica como peligrosamente cierta. También es un poco tonto enfrentar las ansias de darnos derechos del gobierno Zetapé con sus ganas de vigilar nuestra mala salud.
Una cosa es controlar el asunto del tabaco, toda vez que se demostró que los fumadores somos incorregibles (culpa tanto nuestra como de la nicotina). Otra bien distinta es meter la mano en asuntos como la carga calórica de una hamburguesa.
De entrar por ese camino también se podría poner en duda el menú medio de las celebraciones navideñas o comidas tan clásicas como la fabada asturiana con su postre de arroz con leche. ¿Las truchas canarias son un ejemplo dietético, con su harina y su azúcar? ¿Qué me dicen de esa bomba calórica llamada cortado y que cada día se despacha por cientos de miles en los bares canarios?
Ahora que todos hablan del fin de la ideología, mejor sería aclarar que las maneras de entender la política se reducen a una apreciación: estar más cerca o más lejos de los impulsos personales. Partidos como el PP, de corte liberal, prefieren dejar que las cosas sigan su cauce. Los presuntos socialistas del PSOE están más atentos a la sociedad y sus demandas, para lo bueno y para lo malo. Igual regulan algo tan obvio como el matrimonio homosexual que luego se meten en atajos difíciles como los de atacar a una multinacional de la comida rápida porque sus hamburguesas son demasiado grandes.
Claro que lo son, como tantas cosas en esta vida. El problema es que si nos dejamos llevar por la tontería ultrarreguladora, por lo irresponsables que somos todos y lo idiotas que son nuestros jóvenes, en cualquier momento prohíben las gominolas.

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