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Nadir

De aquí a nada

Que pasen ya cinco años para que miremos con perspectiva la tensión político-informativa actual y descubramos que todo fue una tontería. Que pase un año o medio o dos semanas, que el Estatut quede en el olvido como el Carmel y que Gran Canaria se siga llamando Gran Canaria. Otra solución es desconectarse de periódicos y columnistas, de informativos y tertulianos para encontrar en el aislamiento la única cura ante una realidad absurda.
La única lástima es que la tensión por los problemas accesorios tipo papeles de Salamanca o el mismo Estatut evita la discusión sobre los auténticos asuntos. Por ejemplo: unos se quieren empeñar en que el gran problema de Canarias se llama Gran Canaria y debería llamarse Canaria para que Canarias dejara de tener problemas y, sobre todo, porque Gran Canaria induce más a la confusión que Canaria referida a Canarias. ¿Ustedes lo entienden? Yo sí, y me da miedo entenderlo.
El resto de los problemas isleños está cuatro pisos por debajo de la cuestión Canaria-G. Canaria-Canarias-Gran Canaria. Imagino que tienen la lista en la cabeza, empezando por asuntos como que compartamos la cesta de la compra más cara de España y unos de los sueldos medios más bajos, o que contaminemos una barbaridad sin poseer prácticamente industria, o que casi no se reciclen las basuras (acabaremos llenos de mierda y ahumados, pero felices en cuanto Gran Canaria sea Canaria, ¿no?). Son tantas y tantas cosas que milagrosamente no tienen que ver con un atasco de tráfico, el único asunto que hoy en día nos mueve al debate...
Y ahí está el tema, en que se debate mucho de pequeñeces y no se discute nada de lo que podría ser más importante. No hablamos de temas tan elementales como que aún muera gente en este mundo por hambre o porque no tiene acceso a una fuente de agua. Ya hasta aburren las pateras, casi tanto como las noticias de fútbol.
La tentación es desconectar y convertirte en un tonto feliz, emerger dentro de cinco años para comprobar si España está desmembrada o si Gran Canaria sigue siendo el único y gran problema de estas islitas anodinas.
La realidad dice que todo esto o lo encajas con dosis masivas de humor o te suicidas, o conviertes a los extremistas de la tensión en clowns cuya verdadera misión es hacerte reír cada día y cada domingo o corres el riesgo de creer que todo es verdad y que esto es un disparate.
No, mejor espera y recuerda, porque lo normal es que nunca pase nada.

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