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Nadir

La mani!, que diver!, oye!

Manifestaciones a medida, al gusto, de alta costura y listas para llevar. Si usted, como español de bien, está en contra del movimiento de rotación de la Tierra, acuda a nosotros. En el PP le ayudaremos a montar una concentración de carácter nacional sin precedentes. Garantizamos la presencia de Aznar y Rita Barberá, entre otros, y ponemos a su disposición 200 autocares gratuitos más las meriendas con bocadillos del Bar Imperial que hubiere menester. Pero no podrá ser antes del mes que viene porque mañana nos manifestamos contra los maricas; el sábado siguiente contra la Ley de la Gravedad; y el otro contra el Principio de Incertidumbre, bajo cuyos postulados se pretende la destrucción de la unidad de España. Es cierto que aún no hemos protestado contra la doble circulación de la sangre ni contra la doble articulación del lenguaje ni contra la relatividad, pero tenemos que establecer prioridades.

Si el Gobierno no nos escucha en el Parlamento, tendrá que escucharnos en la calle. Y le vamos a decir que estamos en contra de que las cosas que se arrojan al aire caigan de nuevo, lo hagan por su propio peso o por la fuerza de la gravedad. Por culpa de esa fuerza física de la naturaleza, y en contra de nuestras convicciones, se cayó el Yak-42 y se hundió el Prestige. Es cierto que entonces gobernábamos nosotros y que no hicimos nada por frenar el avance de la física, pero también éramos responsables de la Policía, que fue incapaz de evitar el 11-M, y lo decimos con toda la cara sin que nadie se rasgue las vestiduras (ni que se atreva).

Es más, vamos a organizar una manifestación gigantesca, esta vez en la plaza de Oriente de Madrid, para protestar contra el ministro del Interior de la época de José María Aznar. Era Acebes, lo sabemos, pero nos trae al fresco. Él mismo llevará una pancarta en la que se pondrá a parir y hablará desde la tribuna contra la descoordinación de las fuerzas de seguridad durante su mandato. Y le aplaudirán a rabiar. Por eso vamos a manifestarnos también contra el principio lógico de no contradicción. Es falso, porque cuanto más nos contradecimos, más nos quieren. Por eso hemos presentado a Manuel Fraga como un renovador. Y que dejen de provocar, que todo esto no es más que el principio.

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