Blogia
Nadir

mire usted...

Arrogante, despectivo, malencarado y con aire tejano, Aznar no tiene remedio. Ayer pudo verse en las pantallas. Pétreamente anclado en los tres días de marzo que conmovieron a España, no presentó excusa alguna. Pese al tiempo transcurrido desde entonces, ni una mínima duda ni el más leve reconocimiento de su responsabilidad política en la cadena de los incalificables fallos que facilitaron que se montara la mayor acción terrorista habida en nuestro país delante de las propias narices de Acebes.

Al no ruborizarse por aquellas indecencias azoradas que acabaron cavando las trincheras de Bagdad en Madrid, se agarró a la percha conspirativa de los procesos históricos. Así fue desgranando, unas tras otras, sospechas, juicios de intenciones e insidias, sin más finalidad que la de apuntar la proximidad de un conspirador que no apellida pero sí insinúa.

No vale ni la pena comentar esta historieta talmúdica.Aznar es, incluso, mucho peor fabulador que político. Para política ficción, desde luego, mejor Le Carré.

No tendría mayor importancia si no se inscribiera en una conocida estrategia política de la tensión que busca cuestionar tanto la legitimidad de origen como de ejercicio del Gobierno de Zapatero.Las insinuaciones de ayer, cuestionando las pasadas urnas legislativas, se suman a las maniobras de hoy, cuestionando la competencia del Gobierno salido de aquellas elecciones.

Ambas líneas, bien articuladas desde algún centro operativo, podrían confluir en una inquietante tentativa por imponer un nuevo calendario electoral que pudiera corregir los actuales números torcidos del Congreso de los Diputados.

No es casual que en estos días no pocos círculos próximos a Aznar caigan en el mismo espejismo, la supuesta brevedad del nuevo Gobierno, en el que no pocos círculos cercanos a González cayeron tras su derrota. De ahí la férrea apelación al patriotismo de partido y el desaforado ataque a cuantos no compran los cuentos bíblicos de Aznar. Precisamente, no cambian de política, ni de líder real, porque quieren apurar los cuatro años de la legislatura en uno.

Pero, paradójicamente, cuanto más habla Aznar, más se consolida Zapatero. Tiene la virtud incuestionable de unir a los contrarios.Las familias socialistas vuelven a casa antes de Navidad, la izquierda se abraza más que ayer y menos que mañana, los centristas se asientan cómodamente en el centro izquierda y los nacionalistas periféricos acarician la España plural.

Pese a contar con un Gobierno mejorable, Zapatero puede respirar tranquilo. Por muchos errores que cometa, es la conclusión de la mayoría de los españoles, todo antes que volver al irresponsable responsable político de la matanza de Atocha. Igual hubiese ocurrido con Rajoy si los socialistas se hubiesen presentado a las pasadas elecciones de marzo con los líderes que encabezaron sus precedentes escándalos.

O los populares terminan con Aznar o acaban hundiéndose con él.No cabe volver a La Moncloa con la misma política con la que salieron

0 comentarios